Si hay una tradición altamente extendida es la de la fiesta de Patricio. Veinte días después de la cosecha en casi todas las comunidades humanas, y cada vez más no humanas, se celebra este evento.
Patricio es una figura mítica en Ôs, y con el paso del tiempo, su leyenda ha ido distorsionándose, llegando al punto de tener diferentes versiones a lo largo de Eriloe. La tradición más arraigada, la de la propia ciudad, lo define como un noble que en un pasado remoto ayudó a la comunidad en un momento de hambruna, trayendo comida a costa de sus propias arcas hasta vaciarlas. Gracias a ello la población pudo sobrevivir aquel aciago año, y, según cuentan, al siguiente, tras la cosecha, la ciudad le agradeció que les hubiese ayudado en su época de necesidad regalándole un jarro lleno de la mejor cerveza que pudieron destilar a partir de la cebada que plantaron con las semillas que importó. Patricio entendió el gesto, pues las buenas gentes jamás podrían devolverle su desembolso, y, emocionado, bebió de aquel humilde jarro mientras las lágrimas caían por su rostro. Aquella escena conmovió tanto al pueblo que acabaron convirtiéndolo en una festividad de agradecimiento y alegría. Sigue leyendo