Entre mayo de 1945 (derrota alemana) y agosto de 1945 (rendición japonesa) hubo cierta inquietud entre los Aliados Occidentales y, en especial, en el entorno de Winston Churchill, sobre las intenciones de la Unión Soviética y, en concreto, de Stalin sobre la Europa ocupada. ¿Se iba a conformar con su mitad a pesar de tener todo ese potencial militar experimentado en la propia Alemania? ¿Iba a respetar la nación polaca? Los estadounidenses ya estaban trasladando su esfuerzo bélico al Pacífico sacando unidades de Europa. Pronto, solo las tropas británicas y las pocas francesas quedarían para enfrentarse a los soviéticos. Además, el retraso de este en su decisión de atacar a Japón era un factor adicional de preocupación. ¿Estaría Stalin dilatando su entrada contra Japón para aliarse con ellos contra Estados Unidos y Gran Bretaña?
En este contexto de guerra fría es como nace la la operación Unthinkable (Impensable en español), una petición del propio Churchill en la que pedía a su Estado mayor que estudiara la posibilidad de imponer a la Unión Soviética la voluntad de los Estados Unidos y del Imperio Británico. Sigue leyendo