En las chozas y cuevas de los chamanes no es raro encontrar un hueso largo con diferentes hendiduras y zarcillos atados en ellas. Suele tratarse de un fémur, pero si el animal es especialmente grande, puedes otros huesos de las extremidades. Sobre el hueso se realizan una serie de marcas, no muy profundas, que se reparten a partes iguales, de forma aproximada, desde la parte más gruesa del hueso de un lateral hasta la otra. Hay más de una mano de manos de hendiduras y la que queda en el centro suele estar pintada de color rojo o negro. Algunos huesos de la vinkana están más decorados, pero son la excepción. Trabajo de chamanes con tiempo libre.
Cada noche que pasa, el chamán (en realidad, alguno de sus ayudantes) ata un zarcillo verde a una de las hendiduras, de izquierda a derecha. La noche siguiente a la última, lo que hace es cortarlas todas y dejar la primera. Esta, la primera, suele ser una cuerda trenzada y adornada porque nunca se quita del hueso.
Los chamanes hacen esto para controlar el ciclo nocturno y saber cuándo será la próxima vinkana (la noche de más luminosidad). Esa noche es la que la cuerda del hueso está sola en el mismo. Cuando las ataduras llegan a la hendidura central marcada de negro o rojo, es la morkana, la noche más oscura. Sigue leyendo