Los giravueltas son unas piedras huecas de cuarzo translucido con un extraño material oscuro en su interior. Su principal característica es que la piedra oscura apunta siempre al mismo lugar y, en general, hacia levante (aunque pueden apuntar en cualquier dirección). Da igual en que punto de Eriloe te encuentres o cuanto gires el instrumento, la piedra negra se moverá siempre para apuntar a la misma dirección tras un rato de reposo.
Son utilizados por los navegantes del vacío para controlar el rumbo. Algunos utilizan una piedra y controlan el ángulo y el tiempo de viaje (lo que les permite calcular la longitud); sin embargo, la mayoría de los barcos de gran tonelaje llevan dos giravueltas y eso les permite calcular la longitud y la latitud. Los navegantes que hacen estos cálculos son muy apreciados en las tripulaciones y no es una tarea sencilla. Un error y el barco puede estrellarse contra rocas errantes o acabar en una costa desconocida.
Hay giravueltas tallados y decorados con motivos navales e indicando grados, pero los habituales son bastos y sin pulir. La creencia popular es que son piedras naturales que proceden de poniente porque la mayoría de ellos apuntan en esa dirección, pero en realidad son ingenios fabricados por hábiles artesanos utilizando conocimientos mágicos (el objeto no es mágico, solo su fabricación) y de ahí el secreto sobre el mismo.
En los tiempos de las Guerras de los Portales se creía que los giravueltas marcaban la posición de estos, pero esta creencia se ha olvidado con el tiempo, pero si hay quién cree que los marcan la posición de grandes tesoros (un poco como los arcoíris). Por desgracia, la mayoría de los giravueltas apuntan a zonas en el vacío o muy alejadas de las zonas cartografiadas.
La realidad es que el proceso de creación hace que la piedra del interior se vincule con un punto de Eriloe, pero el fabricante no puede controlar hacia dónde va a apuntar su creación. La teoría mágica habla de añoranza pétrea, como si una parte de otra piedra se vinculara al cuarzo y una parte de este a la otra piedra, pero las indicaciones son tan antiguas y complicadas que ya nadie las comprende. En cualquier caso, en algunos giravueltas recién creados, la piedra negra se mueve sola. Los artesanos las destruyen porque creen que trae mala suerte. Esto también puede ocurrir con piedras que lleven años funcionando bien. En estos casos, se cree que la piedra se ha estropeado y el portador se deshace de ella con el primer comprador crédulo.
Una de las leyendas que se atribuye al Emperador es que su corte conocía el secreto de la fabricación de los giravueltas y que eran capaces de fabricarlos para apuntar a lugares concretos. Ese era, al parecer, el secreto de la coordinación de sus ejércitos y ciudades volantes.