El gel forense es una sustancia de color azulado que se endurece en contacto con el aire creando una cobertura aislante con el exterior. La sustancia, una molécula de diseño, tiene muchos usos y, en especial, el uso forense para preservar pruebas sobre cadáveres en crímenes, de ahí su nombre.
La sustancia es fría al tacto y una vez colocada sobre una superficie se autonivela alrededor de la misma creando una capa de 3 milímetros de espesor. Da igual como sea la superficie, incluso su posición, el gel forense se irá moviendo hasta cubrir todo lo que pueda con ese espesor de 3 milímetros. Durante el proceso se puede añadir más gel para que este abarque una zona mayor y, en teoría, no hay límite a la superficie que se puede cubrir (salvo el precio, no es un producto barato).
Cuando el gel se detiene, un minuto después, adquirirá cierta consistencia y un tono transparente. A algunas personas les recuerda el tacto de las golosinas infantiles más duras. Puede ceder a la presión, pero recupera su forma después de dejar de presionar. Un cuchillo afilado o un bisturí pueden cortar el gel endurecido, pero el corte será muy evidente porque la zona expuesta se vuelve negra; es difícil ser discreto, incluso con una aguja hipodérmica.< Sigue leyendo