«Pangea» es el nombre de un juego de mesa para dos o más jugadores, grabado en un disco de arcilla cocida con inscripciones en ambas caras, una de las cuales representa el mundo de lo material («el mundo de la carne») y la otra el mundo de los espíritus (esta cara suele estar requemada u oscurecida con pez o barro negro).
La partida comienza en la cara del mundo físico, aunque algunos lances del juego pueden obligar a voltear el tablero, llevando la partida a la otra cara del disco y trasladado así la acción al mundo de lo inmaterial (y viceversa). Durante su turno, cada jugador arroja al aire dos guijarros verdes y uno blanco, tallados en una forma especial. Su posición al caer proporciona un resultado con el que cada jugador puede hacer avanzar a una o varias de sus «fichas» (generalmente pequeñas chinas o semillas coloreadas, además de un peón principal tallado en hueso, que representa al jugador) a través de un tablero en forma de espiral formado por casillas con determinadas combinaciones de dibujos. En su turno cada jugador debe llevar a cabo una jugada, pudiendo incluso atacar las fichas de sus rivales, o incluso la efigie que lo representa. El ganador es el primer jugador que consigue llegar con su efigie a la casilla final del juego. Sigue leyendo