Moulin de Corbail, finales de agosto de 1944
La bolsa no había funcionado bien. Sí, algunas unidades se habían rendido, pero un contraataque alemán había abierto una brecha y los alemanes se retiraban hacia el este perseguidos por todas las unidades disponibles; la Sangrienta Siete siempre estaba disponible, a pesar de que solo le quedaba un novato entre sus filas. De hecho, estaba durando demasiado, habría que preguntarle su nombre.
Un problema añadido es que los muchachos de la dragón, los que habían desembarcado en el sur, venían empujando a otra gran cantidad de boches. Tenían que cerrarles la salida antes de que pudieran llegar a Alemania. Pero no había vehículos, no había gasolina y gran parte del camino tenían que hacerla a pie. ¡Maldita sea! ¿Eran de la infantería, o no?
Sí, pero no podemos correr todo el camino hasta Berlín.
Era John, el nuevo superviviente, quién así había hablado. Y un poco de razón no le faltaba. ¿Qué podían hacer? Conseguir un vehículo para ellos, era sencillo, Fernandez podía, pero para toda la unidad era un poco más complicado. Sigue leyendo