Los espíritus guardianes son lugares de poder o elementos que están revestidos de poder divino. Los habitantes de las islas del Sur los utilizan o visitan con frecuencia para atraer la buena suerte o apaciguar la ira de los dioses. He aquí algunos ejemplos:
Flores Naupaka
El hibisco es una flor que se da mucho en las islas más grandes y verdes. Se consideran pequeñas guardianas de la diosa Tuanuku. Los isleños las recogen en primavera y otoño para hacer collares florales que luego se utilizan en ciertas celebraciones (sobre todo las relacionadas con conocer habitantes de otras islas o realizar casamientos). Siempre es buena idea tener estas flores en casa de una mujer encinta o en la que haya niños enfermos.
La abuela tortuga
La tortuga marina es el símbolo de la sabiduría y una larga y provechosa vida. No es raro que los líderes tribales o los chamanes les hablen al oído cuando se dignan a acercarse a tierra (en invierno, en la época de desove). Se le pide que interceda ante Tangaroa, para que aplaque al Gran Tiburón y sea clemente con los isleños.
La carne de tortuga se consume pero sólo en ocasiones especiales y tras una serie de ofrendas y rituales dedicados a todos los dioses para evitar la mala suerte.
Estanques de peces
Los menehunes son una visión bastante habitual en las islas más grandes del Sur, sobre todo las volcánicas. Nadie sabe porqué, con todo el mar que existe, estos peces deciden vivir en un espacio pequeño como una charca o lago. Se rumorea que es un regalo de Tuanuku a su hija Hine. Para que sepa que la quiere a pesar de que ella lo haya olvidado. Estos peces está prohibido pescarlos bajo pena de muerte como sacrificio a Hine para que no provoque erupciones.
Son lugares de poder, de portentos mágicos. En ciertas noches se puede uno sumergir en sus aguas para viajar entre islas sin necesidad de canoas, emergiendo en la isla en que desee su corazón en ese momento.
Hula, la protectora
Hula es una servidora de Hina. Es una hermosa muchacha que se aparece de noche y sólo de noche acompañada por dos indómitas aves del paraíso que parecen protegerla. Cuando se la ve, es signo de buena suerte ya que otorga consuelo al espíritu y consejos en caso de necesidad. Suele caminar por las islas mayores y es mucho más raro verla en las más pequeñas.
A Hula se le reza en las noches de verano con bailes de muchachas que contoneas las caderas al ritmo de los tambores girando los círculos sagrados hechos con madera de palmera (los Hula-Ulu).