Pasadas las fiestas, Clara ya ha vuelto a Barcelona. Este año le tocaba a ella ir a Cunia para pasar los días en compañía de Pedro, su hermano. Siempre es un placer compartir los hermanos sus experiencias; los casos de la agencia de detectives de Pedro y los del bufete donde trabaja Clara. Se hacen cortos estos momentos fraternales.
El frio no es óbice para que no sigan llegando asuntos que tratar a la agencia. Como el que le trae a Rodrigo Miravet. Le han robado la urna con las cenizas de su madre. No dio tiempo a la funeraria a entregárselas. Forzaron de noche la entrada y se la llevaron. Bien, las cenizas de su madre y otras dos que también tenían por entregar.
La policía parece que se aplica poco en este robo. Otros casos con más enjundia tienen prioridad. Así que, el señor Miravet ha decidido tomar cartas en el asunto.
Una visita a sus contactos en la policía le permiten a Pedro comprobar por las fotos tomadas en la escena del robo que el método para acceder a la funeraria fue el patadón en la puerta sin contemplaciones. En cambio, una vez dentro, no revolvieron absolutamente nada. Fueron directamente a coger las 3 urnas funerarias e irse. Sigue leyendo