Pasadas las fiestas, Clara ya ha vuelto a Barcelona. Este año le tocaba a ella ir a Cunia para pasar los días en compañía de Pedro, su hermano. Siempre es un placer compartir los hermanos sus experiencias; los casos de la agencia de detectives de Pedro y los del bufete donde trabaja Clara. Se hacen cortos estos momentos fraternales.
El frio no es óbice para que no sigan llegando asuntos que tratar a la agencia. Como el que le trae a Rodrigo Miravet. Le han robado la urna con las cenizas de su madre. No dio tiempo a la funeraria a entregárselas. Forzaron de noche la entrada y se la llevaron. Bien, las cenizas de su madre y otras dos que también tenían por entregar.
La policía parece que se aplica poco en este robo. Otros casos con más enjundia tienen prioridad. Así que, el señor Miravet ha decidido tomar cartas en el asunto.
Una visita a sus contactos en la policía le permiten a Pedro comprobar por las fotos tomadas en la escena del robo que el método para acceder a la funeraria fue el patadón en la puerta sin contemplaciones. En cambio, una vez dentro, no revolvieron absolutamente nada. Fueron directamente a coger las 3 urnas funerarias e irse.
Una posterior reunión en la funeraria con su encargado no le aclara dudas. Procedieron el día anterior a la cremación de los 3 difuntos y dejando las 24 horas mínimo para proceder a su enfriamiento, se suponía que en los días posteriores iban a pasar a recogerlas. Pero esa misma noche ocurrió el incidente. Está desconcertado, nunca había oído nada parecido. Lo achaca a alguna broma macabra, o algún rito de iniciación de alguna banda juvenil.
Pedro decide tirar de este último hilo, pero no consigue nada relevante. La broma parece ser lo más lógico. Aunque su cabeza no lo tiene nada claro.
Una nueva visita a la funeraria le hace percatarse en los trabajadores de esta. La intuición, o a saber que, le dirige hacia uno en concreto. Es un ayudante en el proceso de cremación. Lo sigue unos días mientras investiga su pasado.
Y sin haber pertenecido a ninguna banda sí que suele tratar con alguna gente de mala calaña, vecinos suyos de barriada. Sobre todo le resulta interesante unos hermanos que se les supone puestos en el negocio de las drogas.