Hace mucho tiempo, una mujer perteneciente a una de las tribus mendwan de las llanuras se casó con el hombre al que amaba desde niña. Algunas estaciones después, la pareja acudió al chamán de la tribu para pedirle ayuda, puesto que no lograban que ella quedase preñada. Sin embargo, el chamán no pudo ayudarles, puesto que descubrió que la mujer había nacido estéril y la magia necesaria para corregir tal situación estaba más allá de su alcance. Tras saber que la mujer no podría darle hijos, el hombre repudió a su esposa y la abandonó a su suerte, negándose a proporcionarle sustento.
Condenada a malvivir a costa de lo poco que podía forrajear por sí misma y a mendigar comida a amigos y familiares. Día tras día crecía su miseria y su resentimiento, al mismo tiempo que se reducían las raciones que era capaz de reunir y sus conocidos comenzaban a negarse a ayudarla por más tiempo. Hambrienta y desesperada, la gota que colmó el vaso de su razón fue ver cómo el hombre que había sido su esposo acogía a otra mujer bajo su techo. Sigue leyendo