Dicen, que las llanuras del este son tan extensas, que quien tiene buena vista es capaz de alcanzar a ver el fin del mundo. Una enorme planicie cubierta por pradera. Y allí, avanzando con paso lento, enormes manadas de bisontes habitan el lugar. Criaturas de porte majestuoso, que tienen una gran importancia para las tribus de la zona.
Tanto la carne, como sus gruesas pieles, son codiciados por los habitantes de las praderas. Grupos de cazadores salen a cazar estas bestias cuya nobleza solo es equiparable a su fiereza. Alcanzando las dos varas de altura en la cruz, y las tres varas y media de longitud en los ejemplares más grandes, son bestias aún más imponentes que los uros de las tierras occidentales, aunque no tan bravos.
El arte rupestre en estas praderas no es muy habitual, pero en las poco representaciones que hay del mismo es bastante común ver representadas escenas de caza con estos animales. Sigue leyendo