Los lectores más veteranos pueden recordar cómo en los años ochenta de nuestro país se empezaba a hablar del todoterreno Lada Niva Lada, y cómo con el paso de los años este vehículo empezó a labrarse fama de indestructible, seguro y duradero, con capacidades de carga y remolque similares a las de un camión pequeño, a pesar de su cilindrada y tamaño comparados con otros automóviles más grandes, con una altura al suelo ideal para vadear ríos, caminos enfangados, nieve, arena y grava.
Así, a pesar de su origen humilde, compitió en los corazones de los aficionados con los Land Rover, Jeep y Toyota de entonces, sorprendiendo con un chasis monocasco, carrocería autoportante y un esquema de ejes delantero y trasero independientes que garantizaba la perpendicularidad de las ruedas traseras al suelo y el paralelismo entre ambas; esto hacía muy difícil que un Niva volcase girando en curvas a alta velocidad.
Los Lada fueron eran fabricados por la empresa soviética VAZ (Volzhski Automobillni Zavod) con sede en la ciudad rusa de Togliatti, rebautizada así en los años sesenta en honor a un secretario general del Partido Comunista Italiano, quien habría intercedido para que VAZ llegase a un acuerdo de colaboración con Fiat para el desarrollo de estos vehículos; mientras la marca rusa ponía el diseño del bastidor y las transmisiones, la italiana aportaba la mecánica. La VAZ nació del deseo del estado soviético de crear y producir coches populares de bajo coste y producción en masa. Hoy día la empresa se llama AutoVaz, sigue teniendo su sede en la misma ciudad y los motores pasaron a ser Chevrolet y recientemente, General Motors. Sigue leyendo