En 1941 la campaña en el norte de áfrica marchaba a buen ritmo para los intereses de Alemania, pero había un detalle que preocupaba al Mariscal de Campo Erwin Rommel. Sus unidades no contaban con el suficiente apoyo de artillería pesada, ya que muchas de las piezas eran arrastradas por tiros de caballos. Este sistema, aunque anticuado, funcionaba en Europa, pero la logística de mantener a los animales era inviable para los rigores del desierto. Por tanto, era necesario encontrar una solución.
Para la campaña de Francia estuvieron disponibles los 15 cm sIG 33 (Sf) auf Panzerkampfwagen I Ausf B, y aunque proporcionaban movilidad a la artillería pesada, resultó en un vehículo con numerosas deficiencias, especialmente en lo relativo a su chasis. Por ello comenzaron una serie de pruebas en 1940 para instalar la misma pieza en el chasis de un Panzerkampfwagen II, con el objetivo de reducir la altura y tener una plataforma mucho más resistente. El primer prototipo empleaba un chasis estándar del Panzer II, aunque tras varias pruebas, se demostró que el espacio era muy limitado. De hecho, el General Halder, tras una inspección, incluyó lo siguiente en su diario: «El espacio interior del s.I.G. auf Pz.II es inaceptablemente pequeño. Los nuevos vehículos deben estar disponibles en cuatro meses. La producción en serie debe comenzar en un año.» Sigue leyendo