Esta aventura está pensada para incluirla como relleno o interludio en mitad de una campaña. También puedes jugarla como una aventura suelta de una tarde con tus amigos o como una partida en eventos.
En su viaje hacia otro lugar, los personajes se ven obligados a hacer noche en un pequeño pueblo de montaña. Hay una posada muy humilde que parece más un compromiso vecinal que una necesidad del camino y que es más una taberna para los vecinos que un negocio de hostelería. Al llegar al local serán atendidos en la calle por un mozalbete, de no más de 12 inviernos, que se ofrecerá para cuidar y limpiar los caballos (espera que le paguen por ello) y llevarlos al establo donde les dará paja fresca que él mismo ha recogido esa mañana (esto es cierto). Se presentará, si le preguntan, como Rico el hijo de Rigo, el posadero. Y si quieren habitación les invitará a entrar no sin antes avisarles que hoy están los parroquianos (él dirá vecinos) algo molestos. Si se interesan por el motivo, les contestará: «¡El de siempre!», pero no añadirá más argumentando que son cosas del pueblo que, seguro, no interesan a los viajeros ilustres como ellos. Sigue leyendo