Autor: Rubén Ramos
La zuliammea es un arbusto parasitario que crece en las riberas de los lagos y ríos de Pangea. Se extiende lenta y perezosamente a lo largo del entramado vegetal que rodea estos lugares. Su forma de crecimiento es similar a una red de pescadores, con la que puede atrapar pequeños animales como aves o roedores entre sus zarcillos espinosos. Esto constituye su alimentación principal pues el sol y los nutrientes en la tierra no son suficientes para ayudarla en su crecimiento. La zuliammea se extiende por una zona no muy grande, donde ahoga al resto de vegetación y utiliza los troncos muertos para afianzarse y convertir el lugar en su coto exclusivo de caza.
Por lo general no alcanza tamaños muy grandes pues tiene depredadores naturales (orugas, escarabajos y en general pequeños insectos) que la utilizan para procrear, alimentarse o refugiarse, destruyéndola en el proceso (el período vital de una zuliammea es de una mano de inviernos). Sin embargo, en ciertas ocasiones este arbusto consigue convertirse en un auténtico problema. Si consigue superar esos cinco inviernos, la planta con gran probabilidad seguirá creciendo en tamaño, ocupando un área más amplia y desarrollando a su vez una mayor celeridad en sus movimientos. La causa es desconocida, pero se ha observado que zuliammeas de buen tamaño arrastraban sus zarcillos lentamente sobre pequeños roedores y se abalanzaba en los últimos centímetros con la velocidad de una serpiente al morder para atraparla y ahogarla. Por lo general, este crecimiento provoca una escalada en la búsqueda de alimento, ya que a mayor tamaño, mayores son las necesidades (a pesar de tener mayor acceso a agua, tierra y sol debido a su acción parasitaria, la planta sigue necesitando proteínas en su dieta). En las marismas h’sar, no es raro que una zuliammea se haya asentado lo suficiente como para amenazar la vida inteligente y se conocen casos de manadas que han sido sorprendidas en un período de descanso o sueño por el ataque de este arbusto e incluso hayan sido incapaces de rescatar a alguno de sus miembros atrapados.
La zuliammea tiene su mayor enemigo, no obstante, en su propia naturaleza. Cuando su masa es gigantesca, la necesidad de alimento es tal (y la cantidad de presas posiblemente haya descendido para entonces) que se agosta y seca, expulsando en sus últimos estertores las semillas que viajaran en el agua o el viento y crearán una nueva zuliammea.
La zuliamea puede tener cualquier tamaño entre 5 y 40 puntos de fuerza. Su ataque se resuelve como una maniobra de presa normal. El fuego y las armas afiladas le provocan el doble de daño. Una zuliammea típica posee FUE 8/24.