El lobo no estuvo en peligro de extinción hasta la década de los años 70 del siglo XX. Antes de esa fecha, era un animal común en casi toda la geografía de la península ibérica, era bastante numeroso y un verdadero quebradero de cabeza para los ganaderos. En la Guerra de la Independencia la cosa se complicó porque parte de la caza fue eliminada por el forrajeo de los ejércitos y algunos de los hábitats naturales de las manadas fueron invadidos por guerrilleros y soldados. Esto hizo que cambiaran sus lugares habituales y pasaron a convertirse en un problema.
El lobo es un animal que vive en manada (salvo que haya sido domesticado) de cinco a diez miembros y que, a pesar de la mala fama, no es especialmente violento. Solo atacará si se siente amenazado (invadir su territorio puede considerarlo una amenaza, sobre todo si hay perros u otros lobos presentes en los invasores) y si tiene hambre; en este último caso buscará presas pequeñas (conejos, liebres, etc.), herbívoros grandes (cabras, ganado, caballos) o carnívoros no mayores que él (zorros, perros). También se alimentan de reptiles y aves y se han documentado casos de lobos comiendo frutas. Los casos de ataques a humanos son muy escasos, pero sí podrían atacarlo si se siente acorralados, están muy hambrientos o si la presa humana está debilitada. Los lobos pueden comer carroña y algunos ataques de lobos a humanos no han sido tales, sino el aprovechamiento de una presa de oportunidad. Sigue leyendo