1808 – Monedas británicas en la Guerra de la Independencia

La llegada de tropas británicas para luchar contra las de napoleón provocó un conflicto monetario que no se normalizaría hasta 1813, aunque, en realidad, nunca llegó a resolverse. Los soldados británicos llevaban (o cobraban aquí) dinero británico y los cambios nunca estaban claros. En la zona controlada por los franceses, la moneda británica no era válida (además de un peligro para su portavoz que lo señalaba como traidor), pero en la zona controlada por las Juntas, no había un equivalente oficial porque pasaría algún tiempo hasta que tuvieran la capacidad de establecer un sistema de monedas propio.

En un decreto de 1811, el gobierno de las Juntas admitió el uso de las monedas francesas (del rey usurpador las llamaban) como monedas de circulación. Una medida necesaria ante la incapacidad de acuñar su moneda propia y que da testigo de las dificultades monetarias de la Junta Central.

Moneda de media guinea de Goerge III, acuñada en 1808. Imagen CC BY-SA 3.0 de Classical Numismatic Group, Inc. http://www.cngcoins.com

Una dificultad fue que el sistema de fraccionamiento de la moneda británica no era nada intuitivo. La dificultad era tan grande que algunas autoridades emitieron panfletos explicando los diferentes tipos de cambio. La guinea y el soberano equivalían a 21 chelines (también conocidos en España como sueldos). Cada libra equivalía a 20 chelines (explicar por qué coexistían libras y guineas sería arduo). Cada chelín eran 12 peniques (también conocidos en España como dineros). Para complicar el tema, había algunas monedas fraccionarias adicionales: el medio (10 peniques y 6 chelines, o medio soberano), la corona (5 chelines o cuarto de libra), la media (2 chelines y 6 peniques, en realidad dos chelines y medio) y el medio chelín (6 peniques). No es de extrañar que los pobres comerciantes españoles de la zona no controlada por Napoleón se volvieran un poco locos (tampoco envidiaban mucho a sus colegas de la zona francesa, ver http://www.edsombra.com/index.asp?cod=19364). Sigue leyendo

1808 – Monedas francesas en la Guerra de la Independencia

La invasión francesa de parte del territorio español en 1808 trajo aparejada la necesidad de gastar dinero en esos territorios. Los franceses disponían de su propia moneda (en realidad dos) y, claro, quería utilizarla también en vuestro país. Eso llevo a la necesidad de establecer unos tipos de cambio entre unas y otras, tipos que no se mantuvieron estables todo el conflicto.

Empecemos primero por las monedas francesas que entraron en España al principio de la guerra. Los franceses tenían dos monedas, una previa a la revolución francesa y una posterior y en 1808 aún estaban en un proceso de emitir la nueva moneda e ir retirando la antigua. La anterior a la revolución era la libra tornesa y la posterior era el franco. Las monedas de oro de 24 y 48 libras se conocían como luises, por el rey Luis, y los francos de oro de 20 y 40 eran napoleones (por el emperador Napoleón).

Medio real de plata, lo que sería el equivalente a un real de vellón

La cosa no era mucho más sencilla en España donde convivían: doblones, reales y maravedíes. Todo se complica un poco porque además estaban los vellones. No eran una moneda real, sino que se usaba como una equivalencia, lo que se conoce como moneda de cambio (algo parecido a lo que hacíamos con los duros y las pesetas). El valor de las monedas dependía del material en el que estuvieran hechas (oro o plata) y su peso. Por eso el vellón o real de vellón era un artificio para las equivalencias entre las monedas (un real de vellón equivalía a medio real de plata). La cosa se complica un poco más porque el real de vellón no se usaba en toda España y había sus propias monedas de equivalencia: la libra catalana, la libra valenciana, la libra mallorquina, la libra aragonesa, el peso de Menorca y el peso de Navarra. Ser cajero de banco en esa época era un trabajo a jornada completa y cuando entraron los escudos, la cosa no se simplificó. Sigue leyendo