Históricamente ha habido una guerra entre las armas y las armaduras (o defensas). Castillos, barcos?. y corazas. La introducción de las armas de fuego personales y su evolución provocaron que las armaduras perdieran paulatinamente su lugar, hasta el punto de que en occidente, a partir del siglo 17 su uso era bastante marginal.
De hecho, al comienzo de la primera guerra mundial, la mayoría de las tropas no contaban siquiera con cascos metálicos. Francia dotaría a sus tropas con un casco basado en el de los bomberos en mayo de 1915, Inglaterra seguiría el ejemplo francés y adoptaría el Mark I unos meses después, en noviembre, al igual que Alemania, con su M16 Stahlhem.
Simultáneamente se comenzaría a trabajar en diferentes chalecos y armaduras personales, pero su uso fue más esporádico, siendo su principal usuario Alemania, que distribuiría medio millón de petos de acero, los Infanterie-Panzer, literalmente, armadura de infantería. Aunque pesados y ruidosos (por lo que no se empleaban en patrullas), las tropas los apreciaban ya que les daba protección contra la metralla y a cierta distancia, contra los francotiradores. Las tropas de asalto lo emplearon hasta que terminaron por descartarlos por lo molestos que resultaban, así que su uso quedó restringido a las trincheras. Sigue leyendo