Los verrianos son una sociedad curiosa: todo se supedita a los designios de una reina procreadora y a sus deseos (más bien, decisiones). Esto, y las guerras que han tenido de manera constante con algunas de las naciones más poderosas de la galaxia, ha provocado que se les vea como unos seres que son poco más que hormigas o avispas con naves espaciales con el único objetivo de conquistar y destruir.
Eso es pura propaganda. Sí, es cierto que la «dictadura genética» bajo la que viven es una realidad. Y también es cierto que sus deseos de conquista son reales (aunque en este caso podríamos hablar de imperativo genético). Pero los verrianos son adaptables. Y la prueba de ello es su buena integración en el Pueblo Sheller por parte de alguna reina verriana. Porque por encima de todo, está la supervivencia de la especie sobre el individuo.
Los verrianos no mantienen estructuras familiares u otras más allá que la de la colmena. Pero están en contacto con cada individuo, en una comunión difícil de explicar y entender salvo quizás para un tyrano. Cada individuo importa y es parte fundamental del bienestar de la nave colmena en la que vive y perderlo provoca dolor y sufrimiento a un verriano. El que sea fácil sustituirles no minora ese sentimiento. Sigue leyendo