Ellos se llaman a sí mismos con una palabra que, en su lengua, significa «los hijos del trueno», una alusión al estruendoso retumbar de sus cascos contra el suelo cuando cargan contra sus enemigos. Entre las demás razas del norte son conocidos como «centauros». Para los demás son solo una leyenda: los terroríficos «hombres caballo» del salvaje norte.
El pueblo centauro comprende al menos a un centenar o más de clanes que habitan más allá de la República de Ahorat, en la orilla opuesta de un largo y caudaloso río al que ellos llaman «la serpiente esmeralda» debido al color de sus aguas (que es provocado por la presencia de ciertas plantas acuáticas autóctonas). Sus tierras, que nadie ha cartografiado hasta la fecha, son conocidas en Ahorat como «la tierra sin horizonte». Sus dominios abarcan una gran extensión de estepas y praderas cuajadas de lagos en torno a un frondoso bosque.
Entre los centauros se da un cierto grado de diformismo sexual. Por regla general, las mujeres son más fuertes y corpulentas, alcanzando una alzada superior a la de los varones, quienes sin embargo poseen una mejor velocidad de carrera. Sus cuerpos son una asombrosa combinación de fuerza, resistencia y estampa armoniosa. Ambos sexos tienen un rostro triangular con ojos oblicuos, protegidos del deslumbrante sol de la pradera por párpados gruesos. Aunque sus pómulos son pronunciados, la nariz es ancha y aplastada y los labios gruesos y prominentes, muchas veces leporino. Sus orejas son pequeñas y carecen de lóbulos. Excepto en la cabeza, muestran escaso vello corporal en sus partes humanoides. Su cabellera es casi siempre negra y su pellejo se oscurece y se arruga con el sol hasta volverse como el cuero viejo. Su piel de ébano es capaz de reflejar los abrasadores rayos y les permite vivir a la intemperie sin hacer mucho uso de prendas de abrigo. El vello corporal del resto de su cuerpo les permite conservar el calor, lo que les ayuda a resistir las heladas y los vientos fríos de las noches de invierno. Tienen los hombros anchos y los brazos musculados, pero las manos pequeñas. Acumulan la grasa corporal en las ancas traseras y eso es considerado un atributo de belleza en las mujeres. Esta característica responde a la necesidad de almacenar reservas para los tiempos de carestía, algo que por otro lado se da con frecuencia en sus tierras. Otra peculiaridad que afecta solamente a las mujeres, especialmente las niñas, es la extraña hinchazón de los pezones hasta que han amamantado a su primer hijo. Los hombres, por otro lado, presentan una semi erección del pene que mantienen hasta la vejez. No usan demasiadas ropas, puesto que no las necesitan. Los hombres suelen vestir una simple faltriquera o delantal de cuero. Las mujeres visten con telas de lino que cuelgan por delante del cinturón, mientras que las ancianas además llevan una capa corta que cuelga de los hombros. Sin embargo, el elemento más importante de las prendas femeninas es una tiara de hueso o Vloss, la cual es un adorno además de servir de base sobre la que transportan el fruto de la recolección diaria. Muchos varones llevan también un medio manto colgado del hombro derecho cubriendo parte de la espalda, bajo el cual ocultan su arco y su aljaba de flechas de plumas blancas y negras. Algunos hombres, sobre todo de la tribu del río, se tocan la cabeza con un gorro, aunque no es lo habitual. Sigue leyendo →