Hace tiempo, no tanto, pero así parece más lejano, la organización de producción editorial de Sombra era un caos. Demasiados proyectos, demasiadas ideas y pocas manos. Saltábamos de un proyecto a otro de forma caprichosa y perdíamos más tiempo tratando de ponernos al día de lo que habíamos hecho que avanzando. Todos los proyectos eran (y son) interesantes, pero no éramos efectivos porque esos saltos creativos obedecían a cuestiones muy subjetivas: ánimos personales, películas o series recién vistas, algún comentario en redes sociales, etc.
Detectar el problema fue fácil, pero tratar de solucionarlo requirió bastante terapia, reuniones y decisiones. Así nacieron los cuatro escalones. Sigue leyendo