El mercado del rol es una cadena y cada elemento es uno de los eslabones de esa cadena: creadores (escritores, ilustradores, correctores, maquetadores), editores, distribuidores, tiendas especializadas y compradores. Se podría señalar que el rol no necesita de muchos de esos eslabones y sería correcto, pero he empezado la entrada con el «mercado del rol». Podría ser interesante hablar si el mercado y el rol es lo mismo (pista: no lo es), pero el objetivo de esta entrada no es ese, sino hablar de lo primero.
Hay muchos tipos de cadena y se pueden poner bastantes ejemplos de eslabones que no son imprescindibles o, mejor dicho, podemos hablar de eslabones que en realidad son uno solo: editoriales que tienen su propia distribuidora, distribuidoras que tienen su propia tienda, autores que se editan a sí mismos, etc. Parafraseando a los físicos: imaginemos una cadena con todos los eslabones, libre de rozamientos…, (perdón). Hay muchas cadenas y cómo es la de cada uno es una decisión comercial; su validez la juzga el único con autoridad para hacerlo, el eslabón final: el comprador. Aunque, si queréis oír nuestra opinión: todas son válidas, solo son modelos diferentes. La cadena puede ser más larga o más corta, pero nunca tiene un solo eslabón.
Sucede que cuando alguien tira de su eslabón de forma poco natural, el resto se ve arrastrado, se tensa y pierde margen de maniobra y, a veces, hasta se rompe. Por ejemplo, si los ilustradores, de forma corporativa, decidieran duplicar los precios, esa subida de costes acabaría reflejada en el PVP final: o si un editor decidiera vender por debajo del PVP, las distribuidoras y las tiendas no podrían competir (sus eslabones se tensarían) y podrían dejar de distribuir rol o de venderlo en su tienda. Y al revés, si adquieres material en paga lo que quieras y decides pagar 0 euros, estarás en tu derecho y te habrá salido muy barato, pero, de nuevo, se estará tensando el eslabón de la tienda online, de la editorial o del propio autor. Lo que quiero explicar es que a pesar de que estamos en una economía capitalista, pensar solo en los beneficios o en las necesidades de tu propio eslabón es un error, porque somos una cadena y si se rompe, se rompe para todos.
¿Por qué cuento esto? Como sabéis, en estos últimos meses nos hemos enfrentado a un periodo difícil que ha obligado a cerrar muchas actividades económicas, las que no eran más esenciales. Eso ha tensado mucho la cadena y ha llegado, creo, el momento de destensarla. Puedo ayudar a aflojar la tensión de los eslabones que están cerca de mí; como editorial puedo ayudar a un escritor en un mal momento, como tienda puedo ayudar a la distribuidora o a mi cliente, pero si como distribuidora, por ejemplo, me pusiera a vender mis libros al consumidor final, no estaría ayudando sino tensando aún más la cadena. Al saltarme a las tiendas les estaría añadiendo presión. En resumen, estamos juntos en esto y salir solo no es una solución; si queremos ayudar, la mejor forma de destensar la cadena es ayudar al eslabón que tenemos al lado.
Permitidme un último párrafo dirigiéndome a ese eslabón final, a los compradores de rol. La decisión de comprar rol es tuya, pero no me lo compres a mí directamente si decides hacerlo. Es cierto, por cada libro ganaría un 30-40% más y es una oferta muy tentadora (lo es, tan tentador como el lado oscuro), pero no es una solución a largo plazo. En Sombra nos gustaría animarte a que compres en las tiendas, la que tú quieras, porque al hacerlo, nos estás ayudando un poco a todos. Gracias.
No seríais la primera distribuidora que Nosolo lo haces si no que se va por peteneras luego.
Bien dicho Juan Carlos!
Yo aún diría más: Muy bien dicho, Juan carlos!