Una de las posesiones menos llamativas en el equipo de un chamán es la vasija del tiempo. No todos los chamanes poseen una, pero en las chozas o cuevas de aquellos que las poseen no llamarán la atención. Se trata de un recipiente campaniforme de no más de dos puños de altura y diámetro. Está fabricado de forma tosca y carece de marcas o decoraciones exteriores. El interior está untado de grasa vieja de animales impermeabilizando el interior y evitando que el agua que se pone en su interior alcance la arcilla con la que la vasija está hecha.
La vasija tiene un orificio diminuto en su parte inferior, en la punta de la campana. Y los chamanes suelen colgarla del techo o de una rama o de un trípode realizado con ramas con sogas vegetales trenzadas. Lo colocan a media altura, por debajo de la altura de sus ojos. De esta forma pueden ver las marcas que han hecho en su interior. Suelen ser círculos donde la arcilla está hendida a diferentes alturas. Las alturas de las marcas y el número de estas varían de chamán en chamán. Sigue leyendo