Durante la década de 1930, el ejército japonés estuvo realizando pruebas con varios modelos experimentales de tanques anfibios, aunque sin adoptar ninguno de ellos. La armada japonesa recogería esta experiencia para solicitar nuevos tanques anfibios para sus Fuerzas Navales Especiales (Kaigun Tokubetsu Rikusentai), su infantería de marina.
El Type 2 Ka-Mi supuso una gran ayuda en las operaciones de desembarco, pero la experiencia en combate demostró que era necesario disponer de un vehículo blindado para las tropas, para que no estuvieran tan expuestas en las playas, un concepto similar a los LVT norteamericanos.
No obstante no sería hasta finales de 1942 cuando la armada imperial emitiría los requisitos para un vehículo anfibio capaz de desembarcar por sus propios medios infantería y carga. El proyecto se pondría en marcha a principios del año siguiente bajo la responsabilidad del Comandante Hori Motoyoshi del Arsenal Naval de Kure, en cooperación con la empresa Mitsubishi. Sigue leyendo