En una sociedad tan avanzada como la de Exo, lo ciudadanos están acosados por las empresas que venden productos interesantes e imprescindibles para la vida cotidiana: comunicaciones a la GWW con dataópticos de última generación, seguros de accidentes que repatrian tu cuerpo estés donde estés, alarmas antirrobo con llamadas a cuerpos de seguridad privada y un sinfín de ofertas más. Es un bombardeo continuo, con llamadas, mensajes de voz, imágenes que la mayoría aprenden a sortear con resignación haciendo la vida de esos teleoperadores más complicada. Son capaces de lidiar con los servicios de atención al cliente con maestría sin caer en las trampas de mercadotecnia que despliegan ante ellos: por un solo euro más podría ampliar la oferta?
Hay algunos individuos, sin embargo, que han tenido tan malas experiencias con estos servicios que desarrollan cierta fobia (o animadversión) a cualquier servicio que se contrate de esa manera y antes que conectarse a un servicio de chat de voz, prefieren consultar la página de texto de la compañía, casi siempre complicada y falta de datos, o a un puesto de venta directa donde puedan interactuar con la persona en directo, viendo si está intentando engañarles. Estas personas nunca se creerán nada cuyo origen sea una llamada comercial o una oferta de la GWW. De estas personas decimos que tienen miedo al telecompromiso. Sigue leyendo