A diferencia de otras naciones de su época que tuvieron ejércitos de circunstancias, el gobierno japonés era consciente de que iba a necesitar un gran ejército mucho antes que la guerra fuera una posibilidad. Desde 1920, con un sistema que empezaba en la propia escuela, los japoneses fueron militarizando su sociedad y para 1937 tenían uno de los ejércitos más numerosos de su época. En naciones como Francia o Gran Bretaña, el ejército se veía como un mal necesario o en Alemania e Italia como parte de un programa político; sin embargo, en Japón, el ejército era parte de la sociedad y ser soldado significaba que se estaba realizando un servicio al resto de los ciudadanos (y al emperador, claro). Sigue leyendo →

Denominamos fuego de supresión al fuego realizado con el único objetivo de evitar que el enemigo avance. La idea no es alcanzar al enemigo, sino atemorizarle lo suficiente como para que no se atreva a levantar la cabeza. Este fuego se puede utilizar para dar cobertura a un compañero que intenta avanzar o huir. En pasadas revistas de Desde el Sótano comentamos los efectos de la supresión y cómo lidiar con ella (). En este artículo comentaremos cómo provocarla.

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En la Primera Guerra Mundial, las cargas a la bayoneta calada eran más habituales, pero la Segunda no estuvo exenta de ellas. La principal diferencia es el número de participantes, mucho más numerosos en la Gran Guerra. Cuando se toma la decisión de cargar contra las posiciones enemigas, y de decide poner la bayoneta en el extremo del fusil, es porque se espera que el enemigo esté aturdido (a causa de un bombardeo artillero) o ignore la aproximación (porque sea de noche, hayan echado humo, etc.) En la mayoría de los casos, sin embargo, el enemigo sabe que te aproximas y el oficial que ordena la carga espera que o bien la superioridad numérica o bien el miedo que pueda sufrir el defensor favorezcan la maniobra. Sigue leyendo →