Autor: P. Millan
Tras algunas dificultades tras su escapada sin permiso de la unidad que les ha costado algunas horas extras en el campamento, todo parece mejorar cuando se enteran que los embarcan con destino a Gran Bretaña. Han escuchado la conversación de forma casual, entre uno de los administrativos del cuartel general y una chica de una taberna cercana al campamento.
Como aquella será, seguramente, una de sus últimas noches en Estados Unidos y como las últimas semanas no han sido muy agradables, Peters, natural de la zona, y Moore proponen hacer una escapada esa noche por Nueva York y conocer alguno garitos prohibidos para la infantería. Aunque son pocos los comentarios discordantes, deciden pasar primero por el cine.
La película que deciden ver es Atlantic Convoy, una producción de Columbia Pictures, dirigida por Lew Landers y con Bruce Bennett como el capitán Morgan, y que narra las vicisitudes de un convoy perseguido por los submarinos alemanes. Los miembros de la Sangrienta Siete salen un poco preocupados por el viaje que les espera en el Atlántico y, sobre todo, por un anuncio previo a la película en la que advertía a los espectadores que cualquier indiscreción cuesta vidas. Las imágenes de barcos en llamas y gente ahogándose mientras dos personas chismorrean sobre los movimientos de los barcos del puerto de Nueva York.
Preocupados y dispuestos a acabar con lo que entienden es un peligro para sus compañeros, vuelven a la cantina buscando a la mujer y al administrativo de la unidad. Naturalmente, ya no están, pero no tardan en encontrar a la mujer. Está hablando con un desconocido en un idioma que parece alemán (es holandés). Dispuesto a frenar aquello, la Sangrienta Siete interrumpe una operación de contraespionaje del OSS…