El duro trabajo diario en la agencia es un bálsamo para la mente de Clara. Le permite tenerla ocupada y evita que entre en bucle pensando en el asesinato de su hermano. Cifuentes, además, es un puntal en el que apoyarse en los momentos más duros. Como sabe que lo fue para Pedro, se ha convertido también en una especie de padre.
Aunque los casos no sean de portadas siguen entrando sin pausa alguna que les de tregua. Y, a poco, van siendo de cierta enjundia. El trabajo duro y profesional que realizan, sea quien sea su cliente, va dando sus frutos.
Aunque a veces, como este que nos ocupa, casi como por amor por su actual profesión se dejan llevar por algo leído en la prensa, un rincón escondido de una página perdida. Y si en este caso el suceso pasó cerca de la agencia, más brilló en el radar de Clara.
Hace unos días un vagabundo fue atropellado cuando cruzaba a lo loco una calle. Por las heridas sufridas murió al cabo de pocas horas. Hasta aquí todo normal. Todo lo normal que pueda parecer un hecho de este calado, claro. La vocecita en la cabeza que hace que te detengas en este accidente en concreto se activa al leer una reseña posterior donde se dice que se le practicó la autopsia y que está arrojó que la víctima había sido envenenada no hacía mucho. Sigue leyendo