Rol Negro – 2×13 – Clara en la ciudad de los santos (1)

La visita del reverendo Miguel de Paula a última hora de una tarde de un miércoles anodino, retrotrae a Clara a su infancia y primeros años de juventud. Amigo personal de su padre desde sus años mozos, les unió siempre una relación muy estrecha, y ello conllevaba que la iglesia a la que acudían fuera la de Victoria Mártir, en el casco antiguo, de donde era párroco.

Aparte de recordar pequeñas historias del pasado, el padre Miguel le comenta que desearía que Clara le ayudara en una investigación. Tiene a bien sacar el tema de que hace bastantes años ya pidió ayuda a su hermano Pedro sobre unos hurtos que se dieron en su iglesia y que este no encontró nada, pareciéndole que no ponía empeño en ello. Siempre la culpa y la expiación cristiana, piensa Clara. Una manera muy sibilina de ponerla en el camino recto. Ríe para sí misma.

Ahora, con la edad, vicario de la parroquia, ayudando al padre Rafael, vuelve a darse cuenta de algún que otro hurto. Como si el tiempo quisiera volver a empezar. Aunque esta vez un objeto desaparecido es un pequeño relicario que lleva desde tiempo inmemorial en la iglesia. En sí mismo no es valioso pero si tiene un significado particular para su parroquia. Si fuera posible desearía que pudiera descubrir al culpable o culpables, o en su defecto, que recuperara el relicario. Clara le dice que ningún problema, que se ocupará al 100% de su congoja.

Al día siguiente decide visitar la iglesia y hablar con el padre Rafael. Este parece no darle importancia a los hurtos, que para él son cosas nimias, y sin decírselo a las claras da la sensación de que está algo molesto con que el padre Miguel hubiera ido a molestarla.

Y al preguntarle por el relicario, le comenta que no piensa que haya sido robado. Seguro que se ha traspapelado y lo localizarán cualquier momento guardado donde menos se lo esperan. Es una pieza a la que no le da importancia real. Es más, cree que posiblemente el propio padre Miguel lo haya cambiado de sitio y no lo recuerde. Ya se sabe, la edad tiene esas cosas?

Si quiere investigar los hurtos para contentar a su antecesor, ningún problema. Últimamente la iglesia es frecuentada por gente nueva, de bajos ingresos. Dios nos libre que diga que es alguien de ellos, pero de los feligreses de toda la vida si que juraría sobre la Biblia de que no ha sido nadie de ellos.

Luego habla con el padre Miguel, sin explicarle con pelos y señales su conversación con el párroco actual. Le pide si tiene alguna foto del relicario para poder tenerlo identificado. Le comenta que si y se la busca. Localizada, se la entrega. Es una foto de cierta antigüedad, a color, de baja calidad, en la que se puede distinguir en un lado el susodicho relicario. Es una cajita cromada con una imagen del Arcángel Miguel portando su espada mientras aplasta con su pie derecho al Diablo, le comenta el padre Miguel.

A Clara le hace gracia el tema del arcángel y sobretodo el de la espada. Le viene a la mente una libretita encima de la mesa del párroco, con un símbolo grabado en la tapa, que bien se asemeja a una espada.

Durante unos días, investigando el tema de los hurtos hablando con ciertos feligreses y sin sacar nada en claro, el motivo de la espada le sigue carcomiendo los pensamientos. Es por ello que, aprovechando que también conoce algunas personas en el obispado, se dirige a la que cree más afín a su familia y en la que confía en poder preguntarle sin que esta trascienda la conversación más allá.

Cuando le explica el tema del símbolo y la espada, su interlocutor frunce el ceño y la lleva a un lugar aún más íntimo del que están.

Y le explica la historia de la Organización Nacional del Yunque o simplemente El Yunque, de origen mexicano de extrema derecha, cuyo misión, «es defender la religión católica y luchar contra las fuerzas de Satanás», e instaurar «el reino de Dios en la tierra». Y que, como tal, se presupone que no existe pero que desde hace más de una década manejaba sus tentáculos en distintos ámbitos de la vida política, social y familiar de nuestro país, Cunia incluida, a través de organizaciones pantalla.

Aunque en 2015 la Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Española se hizo partícipe de la preocupación que existía en cierta parte de la institución respecto al lobby de presión que ejercían estas organizaciones y por ello querían ponerle coto.

Es por ello que se cree que una pequeña parte de sus participantes decidieron escindirse en un grupo aun más reducido y clandestino. Y se postula que se apodan La Espada, teniendo a esta como símbolo por el que se reconocen.

Quizás, después de todo, el relicario con la imagen del Arcángel Miguel no sea algo tan poca cosa.

Continuará…

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