En los días fríos de invierno, en ocasiones, sopla el viento del noroeste que viene de las montañas cargadas de humedad y nieve. Si las condiciones son las adecuadas, enfría las nubes que vienen el mar y precipita enormes nevadas que lo cubren todo. Son malos días para todos. Los caminos están cortados, el viento sacude los postigos y el no poder atender los asuntos propios negocios exaspera a todos, enerva los ánimos y aumenta las disputas. A estos días del invierno se les llama San Casimiro por coincidir con la festividad del santo del final del invierno, conocido por tener dos manos derechas.
No es una buena época y los ciudadanos de aquella localidad apodaron así a los mangas verdes. Los casimiros porque allá dónde iban exasperaban a todos, enervaban los ánimos y empezaban y acaban las disputas. Su recorrido dio más trabajo al curandero local que una estampida de caballos salvajes. Sigue leyendo