Este periodo histórico se caracteriza por unos anticuados sistemas productivos tanto industriales como agrarios; una anquilosada estructura de clases sociales; la corrupción, una terrible lacra ya entonces endémica entre burócratas y políticos, todos ellos más preocupados por llenar sus bolsillos que por hacer bien su trabajo y por último, pero no por ello menos importante, el constante acoso de otras naciones que cual buitres carroñeros quieren apoderarse de los restos de un antaño poderoso imperio.
Todo esto ha hecho que la mayoría de la población peninsular tuviese serios problemas para sobrevivir durante su día a día. Para ellos la pobreza y el hambre eran el pan nuestro de cada día. Sigue leyendo