Eriloe – Demonio en el abismo

Xalîn, Lluvio 1547

Y como habían imaginado, algo oscuro y retorcido se escondía en las tinieblas de aquellos pasadizos bajo la biblioteca. Un ser de odio que impregnaba los abovedados pasadizos y el alma de la gente que cometía el error de internarse en ellos. Encontraron un primer cadáver tras bajar por unas escaleras que no invitaban al tránsito, tras descender un poco más animados por el «solo estamos mirando«.

Valtar y Tempesta no estaban solo mirando y en la biblioteca quedaban Gorusa y Roba, ignorantes de la aventura que corrían sus compañeros por cuenta propia. ¿Se enterarían alguna vez de su destino si les pasaba algo? Ambos creían que sí, que harían algo por encontrarles, que la muchacha que les había señalado el camino, también se lo señalaría a ellos. A pesar de esta pequeña duda, siguieron adelante.

—La energía mágica fluye por este lugar —afirmó Tempesta que podía verla como si fueran corrientes de agua aún más negra que donde estaban— y parecen hundirse aún más y más en el interior de la ciudad. La última vez que vi algo parecido estábamos en Ôs, pero no es el origen de ese cadáver, su muerte es mundana, animal. Sigue leyendo

Eriloe – La pluma de la montura del vacío

Las monturas del vacío son unas aves migratorias que surcan los cielos de Eriloe y que tienen una envergadura que puede superar los 3 y cuatro pasos. Son blancos, pero no como la nieve, sino más parecido al blanco de las nubes, pero cuando llegan a los lugares donde pasan el invierno o el verano, sus plumas cambian de color y se vuelven pardas y verdes. No las mudan, que es lo primero que se creyó, cambian de color.

Pluma de montura de vacío cargada. Imagen de Alan Levine de Dominio Público CC0

Pluma de montura de vacío cargada. Imagen de Alan Levine de Dominio Público CC0

Esta característica es gracias a una circulación que tienen dentro de sus enormes plumas que al llenarse de reservas de alimentos cambia el color. Cuando esto fue descubierto por algunos escribas de Cargrum, pensaron que podría utilizarse en la escritura de manuscritos y, efectivamente, las plumas blancas desprendidas (o arrancadas) de los pájaros eran capaces de almacenar la tinta por capilaridad y luego liberarla poco a poco mientras se escribía. Sigue leyendo

Eriloe – El misterio bajo la biblioteca

Xalîn, Lluvio 1547

Emblema de los Cinco de Ôs

Ella era una joven que separada de su clan, o como se llamen entre ellos, se había sentido atraída por las palabras encerradas en los libros. ¿Cuántos años llevaba escuchando a los escribas en silencio? Había aprendido su lengua y sabía leer varios idiomas, o eso les dijo a Valtar y Tempesta, quienes, a pesar de sus instintos no acabaron con la desaliñada mujer nada más verla y le dieron tiempo a explicarse.

Ella les explicó que no vivía en la biblioteca, aunque pasaba parte del tiempo en ella. Vivía debajo, en unas cuevas bajo la ciudad, junto a otra mucha gente, pero aquel ambiente no le gustaba. Estaba oscuro y siempre tenía miedo que el demonio la atrapara. Solo bajaba a buscar comida (si no podía robársela a algún escriba dormido en su trabajo) y nunca se quedaba demasiado tiempo. Sigue leyendo

Eriloe – El pez comededos

Un pez comededos criado en cautividad

El pez comededos es un habitante de los ríos y riachuelos bajos la protección de los bosques, le gustan las corrientes rápidas, pero no muy frías y es omnívoro (es capaz de comer casi cualquier cosa aunque su dieta es principalmente vegetal. Es de hábitos nocturnos, pero en zonas con mucha sombra puede permanecer activo gran parte del día. Los ejemplares normales miden un pie de largo y no representan ninguna amenaza, pero algunos alcanzan un paso de largo e incluso más.

A diferencia de otros peces, el pez comededos no tiene escamas, sino que tiene el cuerpo cubierto de una capa de quitina. No le otorga una resistencia especial a un impacto (no le da armadura), pero es capaz de resistir un pisotón inintencionado. Además, en sus aletas y en su dorso tiene espinas que harán desistir a algún depredador y que resultarán dolorosas para el que dio el pisotón sin darse cuenta (daño tipo 0-2, mínimo 1). Su boca es una enorme ventosa equipada con una mandíbula circular llena de pequeños colmillos. La utiliza para sujetarse a la corriente (en realidad el pez no sabe nadar) y para cortar su comida. Puede arrancar algas de la roca, moluscos, incluso cortar trozos de un animal (daño I-4, mínimo 1). Sigue leyendo

Eriloe – Secreto entre libros

Xalîn, Lluvio 1547

Emblema de los Cinco de Ôs

—Sólo un loco se adentra en una olvidada ruina sin haber estudiado antes su origen y las leyendas locales.— Estas fueron las sabias palabras de Roba y la razón por la que los Cinco se adentraron en la biblioteca de Xâlin antes de acercarse a ver la maravillas de las cadenas de Pel.

Los eruditos del lugar les recibieron con esa fría cordialidad de aquel que piensa que les estás interrumpiendo el trabajo con tonterías. Las leyendas sobre las cadenas son tantas como ancianos de las islas. Cada uno se ha inventado una y estas han pasado de generación en generación, pero nuestros aspirantes a eruditos no desesperaron y consiguieron permiso para consultar los polvorientos legajos, cuanto más viejos, mejor, por supuesto.

¡Ay! La lectura no está hecha para todos los seres y no Tempesta y Valtar no tardaron mucho en encontrar otra ocupación. ¿Cuántas habitaciones crees que puede tener este sitio? Y, naturalmente, se perdieron y se toparon con un misterio más antiguo quizás que aquel que sus compañeros aplicados estudiaban en la sala de lectura. Sigue leyendo

Eriloe – El Cazador de Dragones

Xalîn, Lluvio 1547

Emblema de los Cinco de Ôs

El secreto de la Tumba de los Susurros quedó al descubierto y el triste destino del hijo del anciano de Xâlinsu quedó desvelado. Nunca más volvería a verle, pero, al menos, ya podría descansar tranquilo. El hijo llevaba un anillo en uno de sus índices y entregárselo fue la prueba que necesitaba para creer lo que le contaron. Con lágrimas en los ojos y agradeciéndoles la cortesía, les habló de un misterio aún más grande que el de la Torre de los Susurros.

A su padre se la había contado su padre y a este el padre de este y así desde una época que todos parecían haber olvidado a conveniencia. En esos años, las grandes criaturas del Vacío aún rondaban las islas como esperando que se fueran a precipitar y así devorar a quién en ellas habitaba mientras caían. Pero también fue en esa época cuando llegó del norte Curansu de quién se decía que era hijo de un hombre y una gigante y que había heredado la fuerza bruta de ella y la astucia de él. Curansu se ganó cierto renombre como cazador de bestias y aún solo era capaz de enfrentarse a los osos y a los lobos en solitario. Algunas criaturas salvajes se extinguieron en esos años gracias a su hacha barbada de largo mango, pero que manejaba con una sola mano como si fuera tan ligera como una pluma. Sigue leyendo

Eriloe – La Tumba de los Susurros

Xalîn, Lluvio 1547

Emblema de los Cinco de Ôs

Habían malgastado parte del mes siguiendo rumores e indicaciones infalibles que acababan en sucios agujeros malolientes generosos de criaturas, pero tacaños en dadivas. Conocían el macizo central de la isla de Xalîn como su propia mano y empezaban a creer que haber viajado hasta las islas había sido una pérdida de tiempo. No son muy grandes y cualquier cosa interesante ya habría sido saqueada por los lugareños. Gorusa, sin embargo, estaba convencida que los xalinianos era un pueblo cobarde, no acababan de caerle bien, y que no se atreverían a profundizar en los verdaderos misterios de la tierra. La oportunidad surgiría, tan solo tenían que ser pacientes.

Y la espera dio su fruto de la mano de un anciano de una taberna de Xâlinsu. Les relató cómo su hijo menor acompaño a unos extranjeros a un valle escondido en las montañas del sur de la isla al que se accedía siguiendo una senda que partía de Pel y que nunca más volvió. De esto hacía varios años, pero no había encontrado todavía a nadie en Xâlin que hubiera querido acercarse para saber qué había sucedido con su hijo o con los desdichados extranjeros. Sigue leyendo

Eriloe – La muerte del gobernador

Han pasado ya tres años desde la elección del gobernador de la ciudad de Arim y su trágica muerte el mismo día de la elección. Gobierna como interino quién fuera su mano derecha, vicegobernador en la candidatura, y único testigo del accidente que acabó con la vida de su compañero de candidatura. Aquello despertó algunos rumores y habladurías en su momento, pero se disiparon pronto tras algunas medidas populares (como alargar la hora en la que se servían bebidas en las tabernas). Sin embargo, en los últimos días han aparecido papiros en las calles, pegados a las paredes, en los que se acusa abiertamente al interino del asesinato del gobernador y se exige su cese y la celebración de nuevas elecciones. Las previstas no ocurrirán hasta dentro de dos años, pero alguien parece tener prisa?

Mapa de Arim. Pulsa para agrandar

Los personajes

Si los personajes tienen alguna relación con el gobernador actual (o el anterior) y desean ganarse su favor es posible que quieran meterse por voluntad propia en la investigación de los acontecimientos de hace tres años o, más importante, quién está detrás de la actual campaña contra el interino. Si no sienten la llamada, es posible que algún siniestro personaje al estilo de garganta profunda les contrate para investigarlo. Para ello, será necesario que sean conocidos en la ciudad de alguna u otra forma y que quién les contrata (un agente del gobernador) tanga conocimiento de su trabajo. En cualquier caso, puedes jugar la escena introductoria: Sigue leyendo

Eriloe – Llegada aciaga

Xalin, Nova 1547

Los viajes por el vacío son siempre horribles y si, además, viajas en los barcos de la compañía de Ôs, apenas unas cáscaras de nuez que se balancean peligrosamente por el exceso de carga, todo se complica. Fue así como los Cinco llegaron al puerto de Câfar. De una apariencia lujosa desde la distancia, pero con cierto olor a hacinamiento y podredumbre en las cortas distancias. Había mercado; es posible que aquellas gentes hicieran un mercado cada vez que llegaba un barco. Los puestos eran variados y variopintos, pero tuvieron que sujetar a Gorusa cuando descubrió que en uno de ellos se vendían esclavos. «Respetemos las costumbre locales» le recordó Roba al oído. Un mantra que le habían repetido todo el trayecto desde que salieron de Ôs.

La oferta era abrumadora y los vendedores ofertaban la mercancía de sus puestos y también intentaban comprar aquello que los visitantes mostraran. Sin embargo, como pronto descubrieron, aquel interés por armaduras, bolsas o trajes solo era una estrategia para que te acercaras y así hablarte de sus propios objetos. ¡Oh! De lejos me pareció una armadura forjada por enanos. ¿Queréis probaros esta mía que tengo aquí? Os sorprenderá lo ligera que es. Sigue leyendo

Eriloe – Los Cinco de Ôs

Cinco de Os

En cierta ocasión me preguntaron cómo se habían conocido los Cinco de Ôs y respondí que en Ôs, en una taberna. Lo dije con aplomo y con seguridad y nadie lo puso en duda mientras contaba su historia. Mentí, no sé cómo se conocieron y no sé cómo acabaron juntos. Yo los conocí cuando aún eran cuatro y empezaban sus andaduras, pero de una cosa sí estoy seguro. No fue en Ôs y no creo que estuvieran lo suficientemente sobrios para entablar amistad de haber sido en una taberna. Sin embargo opino que el principio solo importa a los editores de libros que creen necesario sentar en el sillón al lector con el primer aliento. Al resto de los mortales nos interesa más el ahora y, si eso, el mañana.

Los Cinco de Ôs recibieron su poco original nombre tras un aciago encuentro en esa ciudad (espero que noten el homenaje). Les tendieron una trampa, uno de los señores de negocios turbios de aquellos días, y ellos debían haber caído en ella de lleno, haber sido acusados de robo y, quizás, de asesinato mientras el verdadero culpable, un sicario de este hombre, se libraba de la persecución de la guardia de Ôs. Sin embargo, los Cinco no solo se libraron de la trampa, sino que capturaron al sicario y lo entregaron a la justicia (quién no dudo en colgarle de los pulgares en el puerto). No satisfechos con el resultado de su participación, dedicaron las siguientes jornadas a lavar su nombre y cobrarse la afrenta. Se dice que el turbio empresario acabó abandonando la ciudad oculto en un mercante (se dice que nunca llegó a su destino y que aún cae en el eterno vacío al que fue arrojado). Ahora cuando alguien pregunta por ellos, la respuesta es siempre la misma: son los Cinco, los Cinco de Ôs. Sigue leyendo