Número: 202. 4ª época. Año XXI ISSN: 1989-6289
Tras la intervención alemana en los Balcanes y la captura de Yugoslavia y su capital, las tropas alemanes atacaron Grecia para ayudar a sus aliados italianos (a los que no les iba muy bien) y para evitar que los británicos se hicieran fuertes en el sur del país (lo que hubiera implicado tener clavado al enemigo en un flanco del previsto ataque a la Unión Soviética).
En el avance Aliado se interponía un importante obstáculo artificial, pero que era cómo un río que no se podía pasar: el canal de Corintio. Está construcción, de la antigüedad, era una enorme hendidura que dividía la parte continental de Grecia en dos y estaba cruzada por una única carretera y su puente. Los alemanes sabían que el puente permanecería en pie mientras los defensores griegos pudieran retirarse, pero una vez rotas las defensas (lo que ocurriría rápido porque los alemanes tenían previsto atacar desde la frontera yugoslava y búlgara), el puente colapsaría y el retraso de reconstruirlo daría tiempo a los británicos a reafirmar sus posiciones al sur.
Consciente de este peligro y de la necesidad de la velocidad del avance, el mando alemán encargó a las unidades aerotransportadas alemanas (los fallschirmjäger) que controlaran las carreteras del sur de Grecia (para evitar la retirada ordenada de británicos y griegos) y, en especial, controlar el puente sobre el canal de Corinto. El regimiento paracaidista elegido, unos 2500 hombres, fue el 2º que estaba preparado en Plovdiv (Bulgaria).
La operación Aníbal comenzó con el bombardeo de las posiciones a lo largo del canal por parte de la Luftwaffe a las 07:00 horas del 26 de abril. El objetivo era debilitar las defensas antiaéreas para la llegada de los paracaidistas y esta primera fase de la operación tuvo bastante éxito y los cañones antiaéreos no afectaron a los paracaidistas.
Una parte del regimiento paracaidista saltó en la parte norte del canal, otra parte en el sur y un pequeño destacamento se aproximó en planeadores al sur del mismo puente. Su misión era hacerse con el control de él y evitar su demolición. Para ello se enfrentaron a las tropas australianas (6ª división) y neozelandesas (2ª división) que lo defendían.
Los alemanes llegaron a estar cerca del puente, pero este explotó antes de que pudieran controlarlo del todo matando a muchos británicos y alemanes. Hay varias versiones de la causa de la explosión: que fue provocada por los alemanes al intentar desarmar los fusibles de forma precipitada, que dos oficiales británicos dispararon contra las cargas cuando vieron que los alemanes podían desactivarlas y se inmolaron en el proceso, hay quien dice que fue un francotirador o un disparo afortunado de un Bofors británico de 40mm que hizo explotar algunas que alguien había apilado imprudentemente sobre el puente.
Sea como fuere, el puente quedó destrozado y la operación Aníbal sufrió un importante revés, aunque podría considerarse un éxito porque sí obtuvo resultados importantes. Unos 12.000 soldados británicos y griegos quedaron atrapados al norte del puente y acabarían rindiéndose. Y la llegada de la tercera parte del regimiento al día siguiente al sur del canal permitió controlar gran parte de la orilla sur, lo que simplificó la reconstrucción del puente y la continuación de las operaciones. El precio de la operación paracaidista fue de 63 muertos, 16 desaparecidos y 173 heridos.
Sin Aníbal, quizás el canal de Corintio se hubiera convertido en una barrera más formidable. Pero Aníbal tuvo una consecuencia muy importante: el mando alemán incrementó su confianza en la efectividad de las tropas aerotransportadas y su capacidad de combate. Esa confianza le llevó a planificar la toma de la isla de Creta solo con paracaidista lo que, como el lector sabrá, supuso un error a pesar de que consiguieron tomar la isla.