autor: Juan Carlos Herreros
Siempre he defendido que los libros de memorias de las figuras más conocidas de la Segunda Guerra Mundial eran una lectura interesante, aunque uno debía leerlos siempre con mucho cuidado. Las de Churchill, las de Guderian, Rommel, Kesserling o la que nos ocupa hoy no dejan de estar escritas desde una óptica muy subjetiva (la propia del autor); es bastante humano ver más los errores ajenos que los propios. Tienen, por otro lado, el valor de un testimonio, en muchos casos en primera persona, de acontecimientos históricos. Sigue leyendo →