A medida que el ejercito soviético crecía y se modernizaba, incorporaba nuevas armas y doctrinas, en especial en el campo de la artillería. Tradicionalmente las piezas de artillería eran arrastradas por tiros de caballos, pero los planes de modernización abogaban por apostar por unidades motorizadas, por lo que a finales de la década de 1930 se solicitó diseños para las diferentes necesidades.
Una de las solicitudes pedía un tractor ligero que permitiese cambiar de posición rápidamente, aún con el enemigo en sus proximidades (a un alcance estimado de 500 a 1000 metros), lo que requería que fuera un vehículo ágil, rápido (al menos igual que los blindados enemigos) y fácil de manejar. Este vehículo debería remolcar piezas de artillería ligera, como el cañón antitanque de 45 mm y el mortero pesado de 120 mm. Debía además transportar una pequeña cantidad de munición (en un armón o remolque), y la dotación necesaria (6 hombres).
Pero sobre todo, los requisitos incluían que debía ser barato y fácil de producir en serie, ya que debía incorporarse cuanto antes al Ejército Rojo. Para alcanzar este último requisito los diseñadores apostaron por incorporar elementos de tanques ligeros, como el chasis, caja de cambios y motor. Sigue leyendo