Número: 239. 4ª época. Año XXII ISSN: 1989-6289
La pantalla del Director de Juego es una herramienta más al servicio de la mesa de juego. Ofrece una cara normalmente decorativa para los jugadores, y una información, atajos, que el Director de Juego desde su lado puede utilizar. Independientemente de lo mencionado, hay algunos Directores que prefieren usar la pantalla para menesteres adicional, como colocar sus manuales, miniaturas, dados, dispositivos electrónicos de apoyo, etcétera. Hay quien considera que este ítem vertical es una especie de barrera mágica en la que quien lleva la batuta de la partida esconde los secretos; no son raras las personas que se pueden llegar a ofender si algún alma osada se atreve a poner sus ojos en el lado de la pantalla del Director de Juego.
Precisamente, como guardiana de los secretos del Director de Juego, hay quienes esconden sus tiradas y simplemente informan del resultados a sus jugadores, quienes deben fiarse de lo que su DJ diga. Realizar las tiradas a escondidas es una práctica que no tiene por qué ser mala, puesto que en términos simples es una norma que el mismo Director de Juego impone para la mesa, y en cierto modo responde al estilo de juego del mismo Director de Juego; hay que tener en cuenta que al final se está jugando, el rol es una actividad lúdica (para el Director de Juego también): todo el mundo se tiene que fiar de sus compañeros de juego.
Sin entrar en el debate de la confianza hacia el DJ y su posibilidad de amañar las tiradas por el motivo que sea, supongamos que como Director de Juego solo se pretende lanzar los dados al lado oculto para los jugadores en la mayoría de ocasiones. Las tiradas de los jugadores, por norma general, suelen ser de dominio público; entre jugadores pueden ver sus tiradas; el halo de secretismo que ofrece ese Director de Juego le da ciertas ventajas: