Número: 239. 4ª época. Año XXII ISSN: 1989-6289
Quienes jugamos a rol tenemos la costumbre de interpretar escenas en las que la mayoría (por no decir la totalidad) de los personajes suelen hablar la misma lengua; puede que alguno de los personajes, independientemente de su protagonismo en la trama, no use su lengua materna, pero al final entiende el mismo idioma que el resto. En muchos juegos ese idioma compartido lo llamamos común.
No es un término exclusivo de nuestro gremio. La literatura o el cine también lo usa (recordemos un famoso mago con barba larga y vestido de gris mencionando el término); esta nomenclatura suele ser más típica en ambientaciones e historias de fantasía, aunque en el fondo, desde un punto de vista simple, podríamos aplicarlo a casi cualquier partida en la que nos sentemos a jugar.
Sin embargo, yéndonos a términos simples de nuevo, el idioma común no es más que un idioma que habla la mayoría. Pongamos ejemplos: en una partida que fuera sobre la Guerra de Independencia Española, el idioma común sería el español o el francés, dependerá del bando de los protagonistas. Algo parecido podría ocurrir en una partida que verse sobre la Segunda Guerra Mundial, donde según la procedencia de los personajes principales de la trama se hablará inglés, francés, alemán, ruso, polaco, italiano, japonés… En partidas de fantasía o de ciencia ficción el idioma común puede ser local, pero esa peculiaridad local puede extenderse hasta bastos continentes e incluso planetas enteros.
¿Qué conclusión se puede sacar de lo arriba expuesto? Que el idioma común sirve para facilitar la narrativa. En determinadas partidas no es necesario mencionarlo, pues no hace falta explicar que un pelotón de soldados rusos durante la Guerra Patriótica hable ruso. Tampoco haría falta decir que sus contrarios alemanes hablan su propio idioma, y que es improbable que algún enemigo hable ruso (a no ser que tenga la formación adecuada, claro). Sin embargo, en ambientaciones alejadas de la realidad, volvemos a mencionar las de fantasía como ejemplos más claros, sí es conveniente aclarar si hay o no un idioma común. ¿Por qué? Porque suponiendo que haya diversidad de idiomas y lenguas en la ambientación, es importante saber qué idiomas hablan cada uno de los personajes protagonistas.
Hablar el mismo idioma, saber el común, no implica que se hable igual en todas partes: hay acentos, hay localismos, hay abreviaturas, hay términos tomados de otras lenguas que se usan en el lenguaje local… Pero al final, el entendimiento es muy fácil, al menos desde el punto de vista de la narrativa de las sesiones de juego. Sin embargo, la narrativa puede enriquecerse de esas sutiles diferencias; no hace falta interpretarlas como tal, pero que se plasmen durante las partidas marcarán diferencias. Ejemplo: el Director de Juego especifica que el acento de uno de los guerrilleros indica que el susodicho es norteño; como añadido a la historia es sabor para la partida, pero ¿y si ese acento fuese una pista importante en una partida de misterio? Puede que la persona con tal forma de hablar sea testigo de un crimen o uno de los perpetradores.
Conclusión: el idioma común en el rol es algo común (valga la redundancia), directa o indirectamente es mencionado durante las partidas; sus matices y diferencias son parte de la riqueza narrativa, y ese recurso puede dar sabor a las sesiones de juego.