Número: 239. 4ª época. Año XXII ISSN: 1989-6289
Las inteligencias artificiales han irrumpido en la vida de Cunia para bien y para mal: Ilustraciones, textos educativos, trabajos escolares, diagnósticos médicos, evaluación de riesgos, temas militares, etc. Son pocos los campos en los que la IA no esté suponiendo un cambio y, claro, Cunia no es ajena a ello.
Uno de los logros que marcó un antes y un después del desarrollo de la inteligencia artificial fue enseñarles a entender el idioma humano. Eso significaba que cualquiera, que supiera hablar o escribir, podría interactuar con el algoritmo que formaba la IA y hacerle peticiones. Pronto descubrimos que el potencial de la máquina para entendernos estaba limitado por nuestra capacidad para explicarnos. Y ahí fue donde nacieron los ingenieros de prompts o apuntadores, personas que aprendían a comunicarse con la IA utilizando un lenguaje que parece natural pero que afina la respuesta de esta. Estos apuntadores utilizan circunloquios para obtener estos resultados. Cosas en plan: "si tú (por la IA) fueras tal cosa, qué harías para…" Esta forma de hablar no es natural y requiere de personas especializadas. También son las personas encargadas de enseñar a las IA cómo entender el lenguaje. Digamos que trabajan para ambos bandos.
Las empresas, los gobiernos y algunas organizaciones menos legítimas están reclutando a todo un ejército de estos profesionales que trabajan con las IA y el procesamiento del lenguaje natural. En ocasiones para enseñar a las IA cómo deben responder y, en otras ocasiones, para preguntar adecuadamente a esas mismas IA. Se les exige tener un amplio conocimiento de la inteligencia artificial, del procesamiento del lenguaje natural, así como programación, matemáticas y herramientas informáticas. Los sueldos de estos profesionales oscilan entre los 40.000 y los 60.000, pero pueden ser mayores con algunos empleadores concretos (no exento de riesgo, claro).
La inteligencia artificial se está utilizando en Cunia para el control de riesgos. Estas inteligencias evalúan las complejas organizaciones criminales agradecen y detectan desviaciones atípicas, situaciones contables anómalas e incluso predicen las reacciones de organizaciones rivales. No controlan las organizaciones, pero son buenos consejeros (mejores según van a prendiendo). Y aunque parezca que hablamos de cárteles criminales, vale igual para los partidos políticos o para las empresas legítimas.
Una sugerencia para la creación de este tipo de profesionales en Cunia:
Infancia + enseñanza básica (2) + enseñanza media + enseñanza superior + [delincuente] + experiencia laboral [o criminal]Las opciones entre corchetes son para personajes que quieren trabajar de apuntador para grupos que no actúan de forma legal.