Número: 203. 4ª época. Año XXI ISSN: 1989-6289
Cuando tres personajes entraron en la agencia, vestidos como los 3 Reyes Magos, y quisieron contratar sus servicios para que recuperaran un camello que, supuestamente, les habían robado, no pudieron más que buscar la cámara oculta que debía de estar grabándolos. Tardaron unos minutos antes de confirmar que realmente tenían delante a unos potenciales clientes.
Estos señores, empresarios de renombre en Cunia, habían salido escopeteados hacia la agencia sin pararse a pensar que iban vestidos de Reyes Magos para pedir su ayuda en la desaparición de uno de los 3 camellos que habían conseguido. Estas fiestas que estaban a tocar eran ellos los que habían sido elegidos para representar a sus Majestades Reales en la cabalgata de Reyes que se iba a celebrar. Y ellos, como acto de reafirmación de su posición en la escala social de la ciudad, se encargaron de tener a su disposición un trio de los susodichos animales.
Y esta tarde al ir a "ensayar", al llegar al lugar donde tenían los animales, se dieron cuenta de que faltaba uno de ellos. La puerta estaba perfectamente cerrada con lo que deducían que no se había escapado por su propia voluntad.
Tenían en mente a otro empresario cuniense que había aceptad hacer de Papa Noel para una gran cadena de la ciudad. Y para no ser menos este había conseguido unos cuantos renos para ambientar la patochada máxima. Esta ciudad estaba en franca decadencia, pensaban.
Al poco pudieron descartar esta hipótesis. Una mañana amaneció el citado empresario muerto en la granja donde guardaba los renos. Y faltaban dos de ellos. Era probable que hubiese sorprendido a quien fuera el ladrón, o ladrones, en plena faena.
¿Pudiera ser que alguna asociación de defensa de los animales estuviera detrás de los robos? No acababa de cuadrar con el hecho de que solo habían desaparecido unos pocos ejemplares. Y pensar en que pudiesen llegar al homicidio tampoco parecía probable. Y más cuando se determinó que había muerto de un disparo, a cierta distancia, y que no hubo pelea alguna. Daba la sensación de que no era un accidente esta muerte.
Y qué decir de los animales desaparecidos… Curioso era que, cada grupo por su cuenta, los habían conseguido en la misma empresa internacional. Y al no desaparecer todos, implicaba que se preguntaran si era al azar su elección o bien respondía a algún hecho desconocido en concreto.
Se acercaban las fiestas, sobre todo la cabalgata, y la presión de dilucidar el caso empezaba a apremiarles.