Número: 235. 4ª época. Año XXI ISSN: 1989-6289
El Zargoth es una bestia agresiva bípeda de aspecto aterrador, con una altura que supera, la mayoría de las veces, la de un hombre adulto. Su cuerpo es delgado pero musculoso, optimizado para la velocidad y la fuerza. Su piel, cubierta de escamas gruesas y musgo, tiene un brillo húmedo que lo hace casi indistinguible de los troncos sumergidos y las raíces entrelazadas del pantano. Sus ojos, grandes y oscuros, reflejan un brillo tenue incluso en la más completa oscuridad, lo que le permite cazar sin dificultad en las horas más sombrías de la noche. Su rostro es una mezcla entre simio y reptil, con mandíbulas poderosas llenas de dientes afilados capaces de destrozar carne y hueso con facilidad.
El Zargoth es un perfecto depredador en su entorno. Acecha silenciosamente a sus presas, utilizando el denso follaje y las aguas turbias como cobertura. Sus largas garras no solo le sirven para atrapar a sus víctimas, sino también para escalar árboles y moverse con agilidad sobre terrenos fangosos. Con un simple movimiento de sus poderosas extremidades, puede desgarrar troncos. Es conocido por tender emboscadas meticulosas, esperando pacientemente hasta que su presa esté completamente indefensa. Es una criatura muy territorial. Muchos viajeros evitan los pantanos por completo, aunque algunos cazadores temerarios se adentran en busca de gloria o de las escamas del Zargoth, que se dice son indestructibles y pueden contener propiedades mágicas.
El Zargoth es una criatura solitaria y aunque pasa su vida buscando su apareamiento una vez lo realiza, ambas criaturas se separan y no volverán a verse. La hembra, una vez de a luz acompañara a su pequeño hasta la edad adulta tras lo cual se separaran. Las hembras sólo son fértiles una vez en su vida por lo que una vez ha dado a luz, nunca más podrá volver a tener más descendencia, este es uno de los motivos por los que los Zargoth son criaturas muchas veces de leyenda, porque se torna difícil encontrar ejemplares.
El Zargoth evita el fuego. Las llamas son lo único que su piel escamosa no puede resistir, y se dice que una antorcha encendida puede mantenerlo a raya, al menos por un corto período de tiempo. También es vulnerable fuera del agua, donde su velocidad y agilidad se ven mermadas.