Como hemos visto en otros artículos, el sistema monetario español de la Guerra de la Independencia era complejo y las monedas españolas de ambos bandos convivían con las monedas francesas (http://www.edsombra.com/index.asp?cod=19364) y las británicas (http://www.edsombra.com/index.asp?cod=19664). También había monedas portuguesas y, para añadir más complejidad se acuñaron localmente otras monedas. Ese es el caso de la que nos ocupa en este artículo, la peseta catalana.
Algunas fuentes dicen que el nombre original es «peceta» que deriva de la palabra «peça» que en catalán significa «pieza» con lo que peceta significaría «piececita». Al parecer así se llamaban a las monedas más pequeñas de plata. Otros atribuyen el origen a «peso» (que era el nombre que recibía el real de a 8) y que peseta se utilizaría como diminutivo por similitud con (o derivado de) el anterior. No parece que se vayan a poner de acuerdo en breve.
Durante la Guerra de Sucesión entre borbones y hasburgos por el trono de España ya se emitieron pesetas en el territorio austracista (gran parte de Cataluña) y el término se popularizó como referencia a las monedas de 4 reales de vellón de plata durante el siglo XVIII. No fue nombre oficial hasta la llegada de José Bonaparte; este da la orden de acuñar monedas (para sus gastos) en Madrid, Sevilla y Barcelona, pero solo a estas últimas se las denominó pesetas y se emitieron por valores de 1, 2.5, 5 y 20 pesetas. La de 5 pesetas se las conocía como duros y llegaron a emitirse monedas en Gerona con esta denominación. Una peseta equivalía a 4 reales de vellón y un duro a veinte reales. Sigue leyendo