Número: 165. 4ª época. Año XXI ISSN: 1989-6289
Aarthalas significa en el lenguaje dwandir, "lo que permanece en silencio" y es un nombre muy acertado. Aarthalas es, de los miembros de la caravana de Lobo, la que menos palabras pronuncia durante jornadas y jornadas. En ocasiones permanece en silencio absoluto.
Aarthalas vino al mundo en una de las noches más calurosas del continente, en el que incluso los frescos y por lo general exuberantes colores verdes amarilleaban y languidecían bajo la intensa canícula. Su madre era la primera esposa de un grupo familiar que conformaba su tribu, Dearthoras que se puede traducir como las "Sombras del bosque" o los "Susurros en el bosque", dependiendo de a qué rama tribal se le pida la traducción.
Su tribu llevaba una existencia nómada a través de los senderos de los bosques, cazando y recolectando lo necesario para continuar su movimiento. A diferencia de sus congéneres, su clan no vivía asentado en un poblado o su líder de clan descendía del fundador del clan. El funcionamiento era más pragmático.
Al ser un clan sin territorio, los conflictos eran constantes y Aarthalas aprendió a pelear pronto, así como a valerse por sí misma en situaciones de potenciales aislamientos de su gente. Tras cautro manos de inviernos su clan sufrió un terrible ataque por parte de una criatura llamada "Las garras rojas", un ser que habitaba en las profundidades de la floresta dwandir. Este ser acabo, a lo largo de tres jornadas con la mayor parte de su gente y los pocos supervivientes huyeron en desbandada, escondiéndose para sobrevivir.
Aarthalas, tras unos inviernos viviendo en soledad, entra en contacto con el clan de "el Lapislázuli del Amanecer" un poblado que usa sus habilidades como cazadora y exploradora como activo en sus conflictos territoriales. Aarthalas es con ellos con quienes aprende la maestría del tiro con arco y donde refina sus habilidades como guerrera.
Es en este clan donde se casa con uno de los dwandir de la tribu y forma parte de un núcleo familiar de tres esposas. Era la tercera de esas esposas y siempre contó con una capacidad de autonomía enorme. De hecho, siempre se decía de manera no muy amable en realidad no era la esposa de su marido sino su guardaespaldas.
Sus actividades como luchadora quedaron relegadas cuando quedó embarazada de Lemthas, su hija. La niña se llama así por los grandes ojos anaranjados que tiene.
Sin embargo, la aparición de "las garras rojas" la obligó a tomar las armas. El clan sufrió grandes pérdidas y si no fuera por la intervención de Lobo y su ayuda, posiblemente hubiera corrido el mismo destino que su clan original. La batalla contra el ser, si bien incompleta (consiguió huir) permitió la supervivencia del clan. Las bajas fueron cuantiosas, eso sí y entre ellas se encontraban su marido y una de sus esposas.
Aarthalas tomó una decisión dira en esa época: juró dar caza de una vez por todas a la criatura que acosa a los dwandir. Pero para ello necesitaba prepararse, informarse y reunir un grupo de compañeros leales para asegurarse de que su tarea logrará su objetivo. Y Lobo le ofrecía eso. Por ello dejó a su hija (que contaba con tres manos de inviernos de vida por aquel entonces) con Vielaas, la segunda esposa que era como una hermana para Aarthalas hasta que terminara con su empresa.
Aarthalas sufre con la ausencia de estas personas y su gente (en parte, es lo que provoca que sea una persona taciturna) pero trata de mantenerse en contacto con ellos siempre que puede a través de las Piedras Negras.
Su arco está hecho de madera fuerte, resistente y oscura. No lo abandona bajo ninguna circunstancia y se sabe que ha llegado a romper el cráneo de quien se ha atrevido a tocarlo.
A pesar de los rumores, Aarthalas y Lobo no son pareja. O al menos no de manera oficial. Han dormido alguna vez juntos, de manera esporádica. Momentos sobre los que no hablan casi nunca. Ha crecido un inmenso cariño entre ellos, pero no hay una verdadera relación amorosa. En el fondo ambos saben que tarde o temprano sus caminos se separarán y quieren evitarse sufrimientos innecesarios.
Aunque no lo deja entrever casi nunca, Aarthalas aprecia mucho a toda la caravana y les defendería con toda intensidad. Son, para bien o para mal, su clan en el exilio. Se lleva especialmente bien con Sonrisas, ya que le recuerda a su añorada hija. Comparten confidencias de manera habitual.