Llego hasta aquí
No tengas miedo si nadie te ama
Cualquier cosa que creas saber, cualquier cosa que digan de mí,
sabes que aquellas palabras quedarán entre nosotros.
Suede (2018). Don't be afraid if nobody loves you The Blue Hour.-
Primera estrofa: de nuevo en la brecha
Mientras haces un resumen de lo ocurrido y la mesa de juego se prepara para dar sus siguientes pasos, reproduce este tema
Recordemos que en el último capítulo de la segunda parte de esta campaña el grupo de personajes se preparaba para viajar de vuelta a Cunia e intentar solucionar el problema en el que andan metidos desde hace ya un tiempo. Tienen el dinero de Nieves y/o su padre y quizás algún ayudante en la tarea (Ferrán) pero quizás, poca idea de cómo abordar esto. Al final, se están enfrentando a un político importante bien relacionado con una trama de delincuencia, capaz de contratar mercenarios y mandarlos a Noruega.
Por eso, contar con un amigo que no sabían que tenían podría alegrarles la llegada a la Ciudad Doliente. Un hombre de rasgos mezclados, entre asiático y europeo del este, les espera a la salida de su puerta de desembarque con un cartel que reza «Nieves Buendía». Lleva puesto un traje carísimo y les sonríe como si les reconociera de inmediato. «Tranquilos. Solo vengo a ayudar», les dirá.
El hombre se les presenta como Hans Kyong y dirá representar a personas que están interesadas en su bienestar inmediato pero también en su triunfo, a largo plazo, en las tareas que les traen a Cunia. No, no conoce a ninguno de ellos y tampoco tienen amigos comunes pero cree que tienen un rival común al que las personas que representa querrían ver fracasar. A estas personas no les conviene mezclarse en asuntos turbios y quieren que su implicación pase del todo desapercibida. No querrá añadir ni un dato más si los personajes no acceden a acompañarle a un sitio discreto, el que ellos decidan, no le importa.
Una vez a salvo de oídos curiosos «Hans» les dirá que sabe que tienen motivos para procurar la caída del actual concejal de Seguridad Ciudadana de la ciudad de Cunia, Josep Carles Almirall. Sus contratadores tienen motivos propios para desearla también. Están dispuestos a proporcionarles equipo e información importante para ello pero no dinero. También exigen la máxima discreción. Cualquier señal de que se han ido de la lengua acerca de que hay alguien más implicado les traerá mayores problemas de los que Almirall podría darles solo. ¿Están de acuerdo?
Tienen tiempo de pensarlo si quieren, unos días, incluso. «No demasiado, hay que ponerse a trabajar», recalcará. Les dejará un número de teléfono, señalando que es el de una tarjeta prepago que tirará al río en cuatro días si no le han llamado. Si le preguntan por las consecuencias de no aceptar su ayuda, él les dirá «ninguna, por supuesto». Una TA enfrentada de Psicología contra la Dialéctica de Hans (19) les revelará que en realidad el enviado no sabe qué harían sus jefes en ese caso.
Si el grupo de personajes decide investigar un poco a «Hans» se requerirá patear las calles o buscar datos en lugares poco claros de internet. Una TA muy difícil de Bajos fondos o de Buscar datos les llevará a concluir que Hans Kyong debe ser el pseudónimo de un hombre llamado Hadie Coijam, un pez gordo de los Mekong.
Llamar a Blanca a Noruega no dará mucha información. Primero, será muy complicado encontrarla, ya que está cambiando de domicilio a un lugar más discreto del país; incluso está gestionando su cambio de nombre. Si la logran localizar podrá confirmarles que no sabe nada de la persona que les ha ido a buscar al aeropuerto y animará a no fiarse demasiado.
Segunda estrofa: piezas en el tablero
Bien, sabemos que Josep Carles Almirall, policía federal retirado y actual Consejero Federal de Seguridad de Cunia, no solo blanqueaba las armas sucias y estaba perjudicado por el negocio de Buendía, sino que también hacía de intermediario en la venta de armas usadas. Su nombre sale en los papeles de Buendía y ya sabemos por qué ha mandado mercenarios a intentar recuperarlos.
Imagen de Yyarasva (2018). «Man». Imagen con licencia Creative Commons Atribución - Compartir Igual 2.0
Josep Carles Almirall
CUE 6Habilidades:
Actualidad 15
Armas blancas 12
Burocracia 15
Comercio 20
Conducir 18
Derecho 18
Descubrir 20
Dialéctica 18
Intimidar 20
Pelea 15
Pistola 18
Protocolo 18
Seguridad 15
Sigilo 12
Otros datos
Puntos de vida 18
Ajuste por fuerza +1
Alerta 21
Esquivar 18
Iniciativa 5, 7
En la actualidad ese negocio ya no lo lleva Almirall pero sigue cobrando una comisión en metálico de la inspectora de la comisaría de Información a la que ha cedido la posición, una tal Cristina Ayuso. Esta agente, sin la competencia de Buendía lleva ese trabajo de manera tranquila. Curiosamente los Mekong son uno de sus principales clientes del blanqueo.
Almiral maneja con mano de hierro su área de gobierno en Cunia, lo que incluye el control de la policía federal. Esto, junto con un buen sistema de información y su determinación para actuar siempre de manera inmediata le han convertido casi en intocable en la ciudad. Ha dedicado tiempo a buscar o crear trapos sucios para todos los periódicos creíbles que publican noticias de Cunia, lo que hace muy complicado que salga ninguna noticia en su contra. Como veremos en un capitulo posterior, tiene hasta un fiscal en el bolsillo.
Esta fama de intocable, por cierto, es casi «vox populi». Cualquiera que haya vivido recientemente en Cunia y haga una TA de Actualidad o Bajos fondos estará al tanto de esta reputación.
Después de lo que ha pasado con los personajes jugadores, Almirall ya no confía en grupos de mercenarios para ir detrás de sus enemigos. Los distinto follones que ha habido hasta ahora han llamado demasiado la atención; ahora necesita algo un poco más especial. Por ello, ha hecho llamar a Cunia a un profesional bastante especial, un asesino a sueldo de origen serbio al que solo llaman «Vuk», un nombre bastante común en su país y que significa, literalmente «lobo». Vuk posee pasaportes de varias nacionalidades. Actualmente está ocupado en otra misión que los personajes jugadores conocerán más adelante pero en cuanto Almirall sospeche que los personajes han vuelto a Cunia, le hará venir. Veinticuatro horas después de la llamada, la vida de los personajes se volverá mucho más peligrosa.
Estribillo
Si los personajes deciden confiar en el agente de los Mekong, este podrá conseguirles equipo especial o difícil de encontrar. En esto se incluye material para asaltos o entradas discretas, vigilancia y seguimiento, algún vehículo poco común e incluso armas. En este último caso pueden conseguir armas sencillas, como una pistola pequeña para cada uno. Armas más complejas, solo podrían conseguir una. Por cierto, una es una, no una por cada petición. Además, tendrían que justificarlo. ¿Quieren un fusil de francotirador? OK, pero, ¿para qué? Debe quedar claro que los Mekong no quieren una eliminación traumática de Almirall, prefieren que sea arruinado, humillado públicamente, y sobre todo descubierto como el criminal que es. Si después de haber logrado esto quieren eliminarle, eso ya es cosa de ellos. De nuevo, los motivos de la organización son solo suyos (aunque podrían conocerlos más adelante).
En cuanto a proporcionar información, los Mekong pueden ayudar mucho a conseguir datos de determinado tipo. Desde luego podrían confirmar quién ha sustituido a Almirall blanqueando armas, aunque no aportar pruebas de ello. Pueden proporcionar información sobre rutas de entregas de armas, dinero o drogas. Tienen también algunos informantes en aduanas y departamentos de inmigración. Con tiempo, podrían acceder a direcciones de muchas personas haciéndolas seguir pero esto no es tan seguro y podría alertar a los blancos del seguimiento.
Tercera estrofa: por dónde empezamos
Como ha pasado muchas veces en esta campaña, el grupo de personajes jugadores tiene libertad para actuar como quieran y trazar el plan que prefieran para mandar a Almirall a un pozo de miseria. Sin embargo, vamos a dar tres posibilidades y después dedicaremos cada siguiente capítulo de esta campaña a desarrollar una de ellas. La mesa puede usar la información de esos tres capítulos para darle golpes a Almirall a tres bandas.
Ya que ninguno de los planes por separado debería ser capaz de tumbarle por sí solo, es de esperar que la mesa juegue las aventuras de esta tercera parte, a lo largo de varias sesiones de juego, hasta lograr su objetivo. Lograrlo les llevará al último y trepidante capítulo de esta campaña. Las tres posibilidades se listan a continuación para que la DdJ tenga una visión general.
Una primera posibilidad y la más sencilla es presentar al público, por alguna vía, pruebas de alguno de los crímenes que ha cometido u ordenado cometer Almirall en el pasado. Algunas pruebas ya tienen pero existen otras mucho más contundentes que se pueden obtener en la misma Cunia. Esto podría parecer, a primera vista, tan fácil de hacer como entrar por la puerta de un periódico o subir un vídeo a youtube pero pronto descubrirán que no va a ser tan sencillo. Como hemos mencionado antes, el control que hace el Consejero de Seguridad de los medios de comunicación cunienses es tan férreo que pocos se atreven. Además tiene a quien monitorice la información en redes relativa a su persona, amenazando de inmediato con que el vecino de arriba del creador de contenido en cuestión se compre un piano de cola y lo suban a cuerda por la fachada justo cuando el «influencer» sale a comprar el pan. Los personajes deberán buscar la forma de romper esa resistencia por la vía de hacer trampas o por la de dejar a Almirall tocado primero por otra vía.
Por supuesto se puede arruinar la vida a alguien sin necesidad de demostrar sus delitos, algo a lo que Hans podría apuntar en un momento dado. Los gustos del político al disfrutar de su tiempo de ocio son algo escandalosos; su vida sentimental no sería algo que le dañase de no ser quien es su pareja. Hay al menos dos familiares a los que no querría que los personajes conozcan, en ambos casos porque sería acusado del terrible trato que les ha dado. También dispone de un par de cuentas bancarias ocultas, propiedades a nombre de una testaferra… En resumen, hay varias vías de investigación que podrían dar con el nombre de Almirall sobre la mesa de un juez que le tenga alguna manía al consejero. Hay varios, gracias a la manía que tiene el ex-policía de librar de acusaciones legítimas a antiguos compañeros.
Además del propio Mekong, hay otro grupo de personas que está más que dispuesto a que Almirall caiga y podría ayudar a ello. Ni siquiera Almirall sabe todavía quiénes son y los personajes sabrán de ellas por casualidad. De hecho, son el tipo de persona en las que nadie piensa jamás, que podrían moverse por sitios bastante importantes sin ser percibidas. Los propios personajes se sorprenderán de quiénes son, ya que las han estado viendo constantemente sin tenerlas en cuenta. Cuando estas «invisibles» actúen contra Almirall, a pesar de toda su buena voluntad, fallarán de una manera que llame la atención de la mesa de juego. Esto les permitirá contactar y quizás unirse en una acción bastante extrema y complicada que, de funcionar, también podría acabar con el ex-policía fuera de circulación.
Coda
El periodista aún recordaba la última vez que no se le hizo caso a un chivatazo importante por afectar a quien afectaba. La redacción lo había pagado bastante caro. Sin embargo, no había mucha opción. Nadie en esta ciudad que hubiera escrito algo siquiera vagamente negativo sobre Almirall había podido ampliar después la noticia. Había instrucciones de mantenerse callado sobre el Concejal de Seguridad que venían desde lo más alto del periódico.
Mientras preparáis la siguiente sesión, repartís experiencia, etc, puedes volver a utilizar el tema de salida habitual de esta serie .