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La cámara de Janet Parker
El pasado 30 de abril de 2020 se celebró una subasta clandestina organizada por uno de los más importantes coleccionistas de la ciudad de Cunia. Se le conoce como "El Conseguidor" aunque su identidad real no es conocida (hay algunas sospechas). Se le pueden hacer encargos, pero conoce a sus clientes y sus subastas, por rigurosa invitación, siempre tienen algo interesante y caro, muy caro.
Modelo similar a la cámara del Janet Parker
Uno de los objetos de la última subasta fue una cámara de fotos réflex de los años 70 de calidad media. Estaba preservada en metacrilato (un cubo) sobre una base de nogal con un hueco donde encaja. Por sí mismo, el objeto no es valioso, pero lo que puso un precio de salida de 1 millón de euros fue su historia, garantizada y comprobada por el subastador.
La cámara pertenecía a Janet Parker, quién fuera una fotógrafa médica del departamento de anatomía médica de Birmingham. Su trabajo fotográfico, más allá de ámbito universitario, no era conocida y, menos reconocida, pero su nombre pasaría a la historia por la ubicación del cuarto oscuro donde revelaba las fotografías que realizaba. Este cuarto estaba encima de un laboratorio de la universidad donde se realizaban pruebas con el virus de la viruela y este se escapó a través de un sistema de ventilación que compartían. Janet Parker se convertiría así en la última persona en morir de viruela en el mundo en agosto de 1978 (no sería la última en enfermar, esa sería la madre de Janet, pero sobrevivió a la enfermedad).
Tras la muerte de Janet, la cámara quedó en poder de su madre que acabaría cediéndola a la universidad (el marido de Janet no la quería). La institución académica no sabía muy bien qué hacer con ella y la guardó en su almacén. Más tarde, haciendo inventario, fue descubierta por un colaborador de la OMS quién la envió a una convención médica, avalada por el organismo, quién se encargó de preservar el objeto en la urna de metacrilato que ahora tiene. En dicha convección se exponían fotografías y objetos relacionados con la campaña de erradicación de la viruela y la cámara tuvo su lugar como recordatorio de la última víctima. En aquella época se estaba discutiendo si se debían o no destruir las pocas cepas de la enfermedad que aún quedaban en los laboratorios. La cámara era un recordatorio de que los accidentes de laboratorio ocurren y que el siguiente caso no tenía por qué surgir en países menos desarrollados (el anterior había sido en uno de ellos).
Un directivo de la OMS se quedó con la cámara como recuerdo, pero tras su muerte (y la de la madre de Janet), la cámara fue cambiando de dueño en diferentes subastas, la mayoría no públicas, y fue creciendo de precio al igual que su leyenda. Existe la creencia que los dueños de las cámaras, tras Janet, no enferman nunca y si lo hacen, sea cual sea la enfermedad, se curarán. Esta creencia está avalada por la supervivencia de la madre (dicen que la cámara estuvo con ella) y por los propietarios previos (como el directivo de la OMS que fue apodado "salud de hierro" cuando sobrevivió al ébola).
En la pasada subasta alcanzó el precio de 3,5 millones de euros (más caro que un buen plan sanitario) y se cree que Don Víctor fue el comprador.