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jueves, 21 de noviembre de 2024


 

2x06 - Un osario en el museo

Clara, en su proceso de recuperación, ya hace unas pocas semanas que acude regularmente a la agencia. Se sienta en su despacho y ayuda en lo posible en los temas menos farragosos de los casos actualmente abiertos. Se trata de volver a engrasar, sin prisas, sus facultades y, además, sentirse viva con el día a día que conoce desde hace años. La desaparición de unas joyas, un supuesto fraude al seguro, unos trabajadores con los dedos demasiado largos,…

El descubrimiento accidental en el almacén de la sección de Historia Natural del Museo de Cunia de unos huesos que no pertenecen a ningún animal, como debería ser por el lugar donde se encuentran, y que son identificados como humanos, de un varón, se convierte en la noticia de la semana en la ciudad.

El presidente de la fundación que gestiona el museo, amigo de la familia desde hace mucho tiempo, no duda en contratar los servicios de la agencia para que se haga cargo del misterio. De quien es la osamenta, que le pudo ocurrir y como, y por quien, llegó al museo.

La dificultad en extraer el ADN de los huesos para identificar la persona y el no saber a ciencia cierta cuándo se dejaron allí, dado que el almacén no tiene mucho movimiento y el control no es muy exhaustivo, aun más si lo que pasa es que «sobra» material y no falta al haber sido sustraído, retrasan en principio las primeras investigaciones. Las cámaras de seguridad brillan por su ausencia en los lugares no públicos del museo.

Al cabo de unos cuantos días el ADN confirma que la osamenta pertenece a Lucas Cebrián, empresario madrileño que desapareció a principios de los 2000, en un viaje que realizaba a la sede de su empresa en Valencia. No llegó nunca, y ni siquiera se pudo probar que hubiese emprendido el viaje. Su búsqueda se realizó básicamente en Madrid, y en mucha menor medida, en Valencia. Y del estado de algunos huesos se puede deducir que la muerte fue violenta.

Entonces, ¿qué podía hacer en Cunia? ¿Halló la muerte en la ciudad, o sencillamente fue asesinado en otro lugar y traído sus huesos aquí, para despistar? No se le conocía ninguna relación con Cunia. No tenía negocios, ni familia, ni conocidos…

Solo indagando a fondo en los inicios de la empresa pueden conocer que uno de los socios con los que la montó vendió su parte a los otros una vez esta empezó a despegar. Y esta persona, según les comentan, se mudó a Cunia. Donde parece que prácticamente no dejó huella, como si nunca hubiera vivido allí.

 

 

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Cita

«Todo soldado aliado que llegó a las playas de Omaha debe ser considerado un héroe.»

General Bradley