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jueves, 21 de noviembre de 2024


 

Cortés

Hace unos meses un extraño crimen fue noticia. Eduard Sotillos, un joven de 27 años, fue asesinado cuando salía con su coche del parking a primerísima hora de la mañana para ir al trabajo. Le dispararon una vez que el vehículo había medio salido de la puerta y se encontraba con medio cuerpo en la acera.

Ninguna pista, salvo un casquillo, ha encontrado hasta el momento la policía. Cualquier nimio detalle les ha llevado a callejones sin salida.

Ante la falta de avances que permitan detener al culpable, o culpables, la familia de Eduard contacta con los personajes de los jugadores para que realicen sus propias pesquisas. En principio estos deberían pertenecer a alguna agencia de detectives, aunque nada impide que puedan ser policías que quieran dar un nuevo empuje al caso, empezando casi de cero la investigación.

Antecedentes

Lo que se conoce de Eduard Sotillos

Era un joven algo tímido, que dedicó todo el tiempo a sus estudios. En la actualidad trabajaba como asesor contable en una gran empresa consultora internacional. Sus compañeros y jefes le tenían por una persona muy trabajadora, simpática pero no dicharachera. Siempre podían confiar en él para cualquier tema.

Vivía aun con su familia, ayudando a su madre a cuidar de su padre inválido. Ir a hacer la compra, salir de paseo los tres,… Su tiempo libre lo pasaba básicamente en casa, escuchando música o leyendo, ya fuera literatura o libros de consulta de temas contables. Se exigía estar al día para ser mejor asesor.

No se le conoce novia. El grupo de amigos con los que se relacionaba era más bien pequeño, de su época de la universidad. No acostumbraba a salir mucho y más bien por las tardes-noches, sin excederse mucho de madrugada.

Informe forense

A Eduard le descerrajaron un tiro casi entre ceja y ceja, a muy corta distancia. Debía de estar mirando cara a cara a su asesino. El cuerpo quedó cubierto de cristales del vidrio de la puerta del conductor y sus manos aun estaban aferradas al volante. Su cuerpo no presenta ninguna herida pasada o actual, ni tatuaje alguno. Hacia poco que se había tomado un café con leche con una rebanada de pan.

En el lugar del crimen, quitando el casquillo encontrado debajo del coche, el vehiculo es la única prueba de la que poco o nada se ha podido extraer. Todo estaba en orden y la victima solo llevaba su maletín en el cual había documentos de su trabajo, que una vez estudiados no parecen ser relevantes para el caso. No se localizó ningún residuo extraño dentro del coche. Se comprobó si el asesino podía haber dejado alguna huella en la parte exterior del vehículo pero no se encontró nada.

Del casquillo, usado en revólveres de corto alcance, no se ha podido identificar ningún arma conocida. Servirá, evidentemente, si se encuentra alguna para poder situarla en el escenario del crimen .

Al ser muy temprano no se pudo localizar a ningún testigo y observando las grabaciones de unas pocas cámaras de seguridad de establecimientos de la zona no se ha identificado a ningún sospechoso.

Investigando

La familia

Poco podrán explicar sus padres y familiares allegados. Un gran hijo, siempre dispuesto a ayudar. Desvelándose por sus progenitores. Y que el tiempo que podía tener de relax se lo pasaba entre libros y su música. Y los fines de semana con el grupo de amigos, unos pocos jóvenes igual de responsables que su hijo. Todo en él era una rutina de la que no se salía.

Ahora que piensa su madre si que diría que la música que ponía parecía como más alegre, mas 'luminosa'. En todo caso pensó que quizás por fin habría visto algo más en alguna de las amigas del grupo.

El trabajo

Toda la gente que conocía personalmente a Eduard pueden atestiguar que era un trabajador modélico e incansable. No podían ponerle ninguna tacha.

Su compañero de cubículo, Martín Miraflors, se podía considerar su amigo dentro de la empresa. Realizaban el mismo trabajo, aunque con cuentas diferentes. Iban a desayunar juntos y si algún mediodía por trabajo no podía ir a comer a casa, para dar una ayuda a su madre con su padre, iban a comer juntos. Básicamente todo el tiempo que estaba en la empresa estaba con Martín.

Este puede contarles que todo en Eduard era rutina. Ninguna exageración, ya que podía salir perfectamente de ella, pero si con persistencia. Nada destacable, su trabajo, su familia y sus aficiones a la lectura y la música.

Deja que se queden ligeramente moscas con Martín. Sin tiradas ni nada, pero que les quede el regusto muy leve de que detrás de la amabilidad del compañero de trabajo pueda existir algo más, aunque bien podrían ser imaginaciones suyas.

El grupo de amigos

Casi será un calco de las opiniones de la familia. Gran amigo, siempre dispuesto a echar una mano. Algo tímido, pero que dentro del grupo parecía abrirse más. Poco dado a la juerga no faltaba en ningún concierto del Café Teatro Matadero.

Sabia escuchar y tenia buen ojo para dar consejos. Consejos que muchas veces parecían que podrían adecuarse a él y que indefectiblemente no los ponía en práctica. Si eran cosas que tenían que ver con relaciones con gente era más que probable que le costara.

Una de las amigas, Gloria, si comenta que unas semana antes por temas de trabajo estuvo un tiempo por la zona donde trabajaba Eduard y se lo encontró más de una vez cuando él y un compañero volvían de desayunar. Y ahora que lo piensa lo vio quizás más alegre de lo normal, con los ojos brillantes diría. Una de estas veces pasó por delante de la cafetería donde desayunaban y vio a Edu con el compañero, hablando un una joven rubia, muy arregladita, rubia y de buena presencia.

El orden

Depende en que orden investiguen si es primero a los amigos que en el trabajo ya sabrán que preguntar a Martín sobre sus desayunos. Quizás seria mas divertido para el desarrollo de la historia el que primero vayan al trabajo y más tarde encuesten a los amigos. Así podrían 'materializar' ese regusto que les dejó Martín.

Los hechos

La rutina de cada mañana en el trabajo llevaba a Eduard y su compañero Martín a ir a desayunar a una cafetería de reciente apertura, moderna con ese toque antiguo que da mucha madera en todo el local. Mientras tomaban sus bocadillos y bebida seguían hablando del cosas de trabajo, o Eduard le contaba el último libro que había leído mientras que Martín le explicaba su salida del fin de semana anterior...

Evidentemente visitar un lugar a la misma hora aproximadamente todos los días hace que mucha gente sea la de siempre y acabas conociéndolos, al menos de vista. Y Irene era una de estas personas.

Eduard no tardó en suspirar por ella. Y parece que ha esta no le era indiferente. Aunque siendo como era Eduard el tema no parecía ir más allá de un amor cortés medieval. Irene estaba por él pero no parecía dar ningún paso más allá. Solo tenían este rato del desayuno para verse y hablar. Martín parecía divertido con la situación.

Pero esta coincidencia en lugar y tiempo no era tal. Irene y Martín se conocían y querían de una formal casual encontrarse para ir dando forma a un plan. El destino quiso que Eduard se prendara de ella.

Martín e Irene son amigos desde la infancia y junto con el novio de esta, Jorge Casado, estaban planeando vaciar unas cuentas bancaria. Martín audita y lleva la contabilidad de unas cuentas de Rafael González y Jorge Casado es interventor en la oficina bancaria donde están estas. E Irene es el nexo entre los dos para evitar en lo posible que tengan que verse en persona mientras van tramando y ejecutando el plan: vaciar en lo posible las cuentas y desaparecer para siempre.

Con el tiempo Eduardo, dentro de su timidez, decidió seguir algunas tardes a Irene para observarla de lejos y disfrutar de su presencia en soledad. Y una tarde vio a Irene que había quedado con Martín, cuando por la mañanas no parecían conocerse. Otra vez se les unió una tercera persona (Jorge) que con anterioridad también había visto junto con Irene, pero estos dos si que en poses que parecían novios. No entendía nada. ¿Un trío? ¿Otra cosa? ¿Por qué hacían ver que no se conocían en la cafetería? ¿A que venia entonces esas miradas con el propio Eduard?

Una mañana, armándose de valor, le preguntó a Martín que qué pasaba con Irene. Que los había visto quedar una tarde, y otra con otro hombre que parecía el novio de ella. Martín, desde la sorpresa de las preguntas, contestó como pudo para liquidar el tema, que si habían coincidido alguna tarde casualmente y si, una vez, la encontró con otro, pero que no había deducido que fuera precisamente su novio. Y si no había dicho nada era para que no se decepcionara, ya que lo veía feliz.

En un reunión de urgencia Martín cuenta a los otros dos lo que le ha explicado Eduard. La inseguridad se apodera de ellos, pero en el caso de Jorge más bien parece pánico. Convence a Martín para saber donde vive Eduard. Solo quiere visitarlo para 'aclarar' el tema. Dejarle claro que está prometido con Irene y que si tenia alguna idea con ella que lo deje estar. Pero ni al propio Jorge le queda claro en que momento esta idea vira hacia algo más radical. Le entró el pánico de las infinitas posibilidades de algo fuera mal y que Rafael González se enterara del plan antes de haber desaparecido. Y decidió eliminar el problema.

La resolución

Una vez interroguen a Martín conociendo el tema de los desayunos este se pondrá nervioso. Queda a discreción que se derrumbe enseguida, o que intente dar vagas explicaciones de los desayunos y que más tarde, o al día siguiente, intente hablar con Irene y los personajes lo sigan, abordándolos cuando estén juntos. Entonces la que no podrá aguantar más con el secreto será Irene, a la cual no tendrán que apretar mucho las tuercas.

 

 

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Cita

«Confío más en los alemanes que en los italianos.»

Mussolinni