Llego hasta aquí
Brazalete del hombre afortunado
Desde tiempos antiguos un objeto con mística propiedades se convierte en parte indisoluble de su persona anfitriona mientras esta viva. Como una rémora a un tiburón, se aferra al brazo, adaptándose como un guante al tamaño de su muñeca, mientras va ejerciendo su ¿bendición? en el individuo.
Este brazalete de bronce, de colores marchitos y sensación de polvo eterno acumulado sobre su superficie, se encarga de cambiar la suerte de los hechos diarios de la persona virando esta a un estado de increíble buena suerte. Ganar cualquier apuesta, salir ileso de un accidente de coche, no recibir ni un disparo en una refriega, encontrar eso que se necesita en el momento adecuado,… Pareciera que una cohorte de ángeles de la guarda se han fijado en uno y que se desviven por él. Y si seguimos con esta alegoría entonces podemos atestiguar que todos los ángeles de más que se han unido para darte suerte en todo han abandonado a sus anteriores protegidos, convirtiendo a estos en auténticos pararrayos de la mala suerte. A más acciones donde funciona esta buena suerte de la persona receptora, más probabilidades de que la mala suerte actúe sobre sus allegados. Sin misericordia.
Este brazalete parece ser custodiado por una mujer de etnia romaní que, con el tiempo, delega en alguna hija suya tal responsabilidad. Suyo es el estar prácticamente en el momento de la muerte del actual propietario del brazalete y así poder extraérselo para posteriormente asignarle uno nuevo. Una vez se tiene el brazalete en la muñeca es imposible quitárselo, no se aprecia en ningún lugar de su superficie hendidura alguna que pueda parecer un punto por donde poder quitárselo.
Normalmente la persona que recibe este regalo es elegida por la mujer, atendiendo a su criterio y a las posibilidades que ofrecería la buena suerte en este sujeto. Aunque a veces gente ávida de poder (mafiosos, empresarios sin escrúpulos,…) que saben de su existencia han conseguido ser receptores de este presionando sin descanso a la protectora.
La única manera de poder quitar el brazalete de su receptor es que este muera, pero no una muerte accidental, ni violenta, ni nada parecido. O muere de viejo, realmente viejo, o se suicida. Intentar matar a la persona solo consigue que se active para protegerlo, o si se quisiera quitarlo en vida (cortando el antebrazo, o el mismo brazalete) no serviría de nada. Igualmente entraría en acción la buena suerte del sujeto para evitar el hecho.
¿Y por que se tendría que querer suicidar? Atestiguar con el tiempo que todo el que te rodea (familia, amigos, compañeros de trabajo) se ve afectado por una increíble mala suerte, que puede llevar a muertes, va haciendo mella en uno. Y con los años, unos más pronto otros más tarde, uno se plantea que solo le queda abandonar voluntariamente este mundo.
El brazalete, como ya se ha comentado, es de bronce y parece viejo, muy viejo. Tiene en toda la superficie labrados símbolos I Ching, con la extraña particularidad que no son ni trigramas ni hexagramas, si no que están compuestos por cuatro líneas. El brazalete parece pasar desapercibido a la gente que no sabe de su existencia o, como mucho, ser visto como una excéntrica baratija. En cambio los sabedores de su poder se siente irremediablemente atraídos. Se diría que su mirada no puede apartarse de él.
A nivel de reglas el brazalete gestiona un medidor de karma, que se inicia a 0.
Cada vez que se active para proveer de buena suerte al individuo:
Cuando los allegados del personaje deban realizar una tirada los puntos de karma se sumarán al resultado de la TA. Si TA resultara en un éxito, pero el karma provocara que fallara, se reduciría en dos puntos el medidor (representando que el brazalete ha reducido su nivel de la mala leche).
En el caso de que alguien obtuviera un crítico y el karma lo convirtiera en pifia, el karma del brazalete se descarga completamente volviendo a cero puntos.
Lucky Man es una serie de la BBC creada por Stan Lee donde un detective de la policía de Londres se encuentra con que le han colocado un brazalete con el poder de controlar la suerte.