Llego hasta aquí
El caso de la farmacéutica del barrio Andaluz
En las páginas interiores de los diarios de Cunia apareció la noticia, breve, en medio de otras, que mencionaba la muerte de Alicia Carrasco y la relacionaba con un posible caso de violencia doméstica camuflado como un intento de robo. La policía no ha avanzado mucho en la investigación estos días y por ellos ha pedido ayuda a una agencia de detectives. Es un caso menor, sin mayor trascendencia, pero que seguramente requiere muchas horas de investigación y eso es algo que los escasos medios policiales no tienen en estos momentos.
Por tanto, nuestros personajes serán agentes de una agencia de investigación radicada en Cunia. Es interesante que tenga cierta experiencia en la ciudad, aunque no tienen por qué ser personajes muy experimentados. El caso no es vital y la agencia no mandará a sus mejores detectives a resolverlo. De hecho, alguno de los personajes puede ser un aprendiz o un becario de la sociedad. Si el grupo tiene personajes de apoyo: soplones, expertos informáticos o similares también pueden participar en la aventura.
El Informe Policial
Lo único que tendrán los personajes para empezar a trabajar es el informe de la policía. El crimen ocurrió hace tres días y el informe es bastante completo. Faltarán las pruebas definitivas forenses, pero estarán las conclusiones preliminares. De este informe, que se lo facilitará el responsable de la agencia (y a él se lo ha facilitado la policía) podrán obtener los siguientes datos:
Además del informe, los personajes quizás quieran visitar la casa de Alicia Carrasco (sus llaves están en el bolso y la policía se las habrá facilitado) y la farmacia donde murió.
La casa de la fallecida
Una pequeña casa en una primera planta fruto de la división de una casa de pueblo antigua de este viejo barrio Oliver. La escalera de acceso es muy empinada y la casa se ve arreglada, pero vieja. Desconchones de pintura en las paredes repintados encima, tuberías de agua y calefacción sobre las paredes, cables de electricidad claveteados por la pared y techos altos, muy altos.
La puerta de entrada tiene un buzón colocado en ella. El cartero mete las cartas por una ranura y estas caen a una caja que hay colgada detrás. Sistema simple, pero efectivo. Encontrarán cartas de tres días de antigüedad, además de una extraña y horrorosa muñeca confeccionada a mano. Recuerda a las muñecas vudú, pero no tiene ni pelos ni alfileres clavados. Eso sí, la muñeca si tiene cierto parecido con la difunta.
La casa está arreglada. Alicia se molestó en hacerlo antes de irse de casa el día de su muerte y no parece que nadie haya entrado en ella en tres días (ni siquiera la policía). Buscando cosas por la casa podrán encontrar:
Si preguntan a los vecinos, les comentarán que Alicia era una vecina muy educada y amable y que todos la querían. Fue una lástima lo de ese novio raro suyo que la estuvo amenazando un día, pero salvo ese incidente de hace un año, del que ya se encargó la policía, no llamó la atención ningún otro día. Si tenía novio, no lo invitaba a casa (claro, la pobre, después de la experiencia con el anterior), pero creen que no lo tiene porque trabaja mucho en la farmacia y todos los días llegaba a la hora de cenar.
La farmacia donde trabajaba la difunta
La farmacia está ubicada en el barrio Andaluz y, ¡oh, sorpresa!, está abierta al público. La dueña, la licenciada farmacéutica que aparece en el rótulo de la farmacia, ha decidido que no podía tenerla cerrada más tiempo ya que una farmacia es un servicio a una comunidad (y un negocio que cerrado no da dinero) y dado que la policía tenía claro que el novio era el asesino, e había dado permiso para limpiar y reabrir. La dueña de la farmacia está ahí, pero, como ella misma dirá, es algo provisional mientras encuentra una sustituta para la pobre Alicia. De hecho, si en el grupo de PJ va una chica, le dirá que deje su currículum en el mostrador que tiene que atender a esos otros señores que han entrado con ella (sus compañeros PJ).
Poco podrán sacar de la farmacia (está todo limpio), pero si preguntan por los medicamentos robados, la farmacéutica dirá que eran unas cajas de pastillas para tratamiento psicológico y que quién quiso aparentar el robo no tenía ni idea de qué medicamentos son los habituales en los robos. Si le piden los nombres, se los dará:
Nota: si investigan o preguntan, esos medicamentos son antipsicóticos bastante fuertes que no se venden sin la preceptiva receta médica. Son medicamentos raros y caros, todos fabricados y distribuidos por Ulbi S.A.
Empieza el juego
Deja que los personajes decidan como van a desarrollar esta partida y que pasos y pistas van a seguir. El orden no es importante, no hay prisa y el asesino cree que nadie puede descubrirle, así que no está tratando de huir. A continuación te comentamos algunos escenarios por los que, seguramente, tus personajes decidan pasar. De todas formas, te sorprenderán e irán a sitios imprevistos. Mucho nos tememos que deberás aprovechar la información que te facilitamos para esquivar esta dificultad.
Siguiendo la pista del ex novio
Quizás la policía lleve razón y el ex novio está detrás de la muerte. Pueden saber su vieja dirección a través del informe policial o puedes recordársela con la agenda de Alicia Carrasco en su casa. La policía cree que ya no vive allí, pero tus PJ descubrirán que no es verdad si van por la noche. Iván, así se llama el individuo, trabaja por las mañanas en una agencia de reparto (documentación para empresas) y por la tarde trabaja en el teatro (es actor).
Pueden pedirle a la policía el informe de la denuncia de violencia de género. Descubrirán que es un incidente único, que no se ha vuelto a repetir, que el ex novio fue detenido por escándalo público (no llegó a acceder a la casa de la mujer), pero esta lo denuncio por acoso y se clasificó como violencia de genero. El informe policial de aquel día señala que Iván llevaba muchas, pero muchas, copas de más y que los vecinos indicaron que lo único que hizo fue pedir perdón a gritos. Nota: todo muy dramático, muy de teatro.
Iván es un tipo atlético y si se presentan en su puerta sin tomar precauciones, saltará por la ventana a una escalera de incendios y huirá. Pueden perseguirle y atraparle o si el DJ lo desea pueden hablar con los vecinos y descubrir que trabaja en el teatro y pillarle allí.
Una vez lo atrapen se mostrará muy dolido por la muerte de Alicia a la que confesará que aún quería con locura. A ella no le gustaba que no se tomara la vida en serio (el teatro le quitaba mucho tiempo y casi nunca le pagan) y ella era más formal, quería formar una familia y quería a alguien que siempre estuviera a su lado. Sí, Iván sabe que Alicia ha muerto y sabe que la policía cree que ha sido él, pero él no ha sido. Lo jurará donde haga falta.
Nota: tiene una coartada perfecta. En el momento de la muerte estaba sobre el escenario representando una versión LGTB de Don Juan. Hay unas 35 personas (el teatro está en crisis) que podrán corroborarlo. El teatro está en el barrio Esperanza y no le hubiera dado tiempo a ir y volver al otro lado de la ciudad en los pocos momentos que está fuera de escena. Los espectadores a la función afirmarán que no es un mal actor.
Siguiendo la pista de la muñeca vudú
Como hemos dicho, no es una muñeca vudú, pero se le parece mucho. ¿Qué es entonces? Tus personajes pueden responder a esta pregunta haciendo un poco de investigación de campo (en la facultad de antropología), online (ya sabes, Google) o preguntando a todos los personajes que se vayan encontrando en sus pesquisas. En cualquier caso, pueden descubrir que la muñeca es una vieja costumbre de Europa Oriental (quizás zíngara), una especie de mal de ojo que se realiza contra personas que han causado algún daño a tu propia familia. La idea del maleficio es que se hace una muñeca fea que represente a la persona a la que se quiere maldecir y se le regala. Si la persona la toca, le caerá encima toda la mala suerte posible.
Nota: Alicia no llegó a tocar la muñeca, estaba en el buzón, por lo que la "maga" no puede ser la culpable de este asesinato. Eso sí, seguramente sea alguien conocido de Alicia con motivos para asesinarla.
Entre su casa (barrio Oliver) y su trabajo (barrio Andaluz) hay más probabilidades de entrar en contacto con emigrantes del este de Europa en el Andaluz. Si preguntan por allí y enseñan la muñeca (la dueña de la farmacia también lo sabe), les dirigirán hacia la señora Colasa (no es su verdadero nombre, pero todos la llaman así). La señora Colasa es una anciana de no más de 1:60 y que parece más pequeña porque anda encorvada. Viste prendas oscuras y es difícil adivinar cuantas capas de ropa lleva. Mirará a los PJ con esa desconfianza que tienen todos los ancianos hacia los extraños y siempre estará acompañada de un joven de 1:80 y amplias espaldas al que presentará como su sobrino-nieto (muy silencioso).
Si se la ganan, es decir, no empiezan con acusaciones absurdas, les contará su historia. Todo empezó con su nieto, un joven alegre que al llegar a la pubertad perdió a sus padres en un desgraciado accidente (una reyerta de drogas si investigan un poco) y quedó un poco tocado de la azotea. Era incontrolable, violento y no había nada que pudiera tranquilizarle. Arrancaba las cabezas de las gallinas por el placer de verlas correr descabezadas. ¡Incluso cronometraba el tiempo que tardaban en morir!
Al final consiguieron que un matasanos del hospital le recetara unas pastillitas y se las compraron a Alicia. Eran más caras que sobornar a los maderos, pero ella les dijo que su hijo se tranquilizaría y poco a poco volvería a ser normal, pero aquella lechosa les engañó, porque su nieto se ha vuelto un memo (quizás la señora Colasa quiere decir emo, pero aún no domina muy bien el idioma). Ahora viste de negro a todas horas, con el pelo lamido por una vaca y echado todo hacia adelante; y toda la violencia que sacaba al exterior, se la dedica a sí mismo. Se clava pircin de esos en sitios dolorosos, se hace cortes en el brazo y se pasa aullando todas las noches. ¡Un memo, convirtió a mi nieto en un memo!
Sí, ella le llevó la muñeca a casa. Sabe donde vive porque hace unas semanas le pidió que le llevara al niño para verle. Dijo que no dejara de tomar las pastillas, pero que le pidieran al médico otra marca. Le dio la muñeca porque estaba enfadada. El médico no había querido cambiar la medicina y el niño era cada vez más memo. Sí, sabe que ha muerto y si es culpa de su maldición no se arrepiente.
La simpática anciana no es la asesina. Primero no tiene la altura ni la fuerza para cometer el asesinato, aunque quizás su sobrino-nieto lo hubiera podido hacer, pero ambos tienen una buena coartada: estaban en el hospital cuidando del memo que había intentado suicidarse cortándose las venas de los tobillos.
Siguiendo la pista de las entrada de teatro
El teatro está en el barrio Esperanza y la fecha de la entrada es del mismo día que la asesinaron. No sabemos si Alicia pensaba ir o no a la representación, pero probablemente no porque, como descubrirán en cuanto vayan al teatro, uno de los actores principales de la obra (Don Inés) es su ex novio, el mismo contra el que presentó una denuncia de acoso.
Si tus personajes no han seguido la pista del ex novio o si le perdieron cuando se escapó, le localizarán aquí desde las 16:00 horas, aproximadamente, a las 23:00, media hora después de acabar la segunda representación. El teatro sólo tiene dos entradas: la principal por la que entran los espectadores y una lateral que hace la doble función de salida de emergencia y salida de actores. Si vigilan estas dos puertas no podrán escapar.
Si preguntan en taquilla por la entrada y cómo era posible que la víctima la llevara en el bolso, les contarán que el actor que hace de Don Inés a veces mandaba entradas a una farmacia con uno de los chicos del teatro (personal no cualificado que bien hacen de tramoyistas, taquilleros, acomodadores y, si hace falta, mensajeros). Uno de ellos recordará haber llevado la entrada por la mañana. La chica no pareció muy contenta de recibirla, pero le dio 5 euros de propina. Una linda señorita.
Siguiendo la pista del recibo del prestamista
El negocio del prestamista es una típica casa de "Compro Oro" del barrio Oliver sin mayores conexiones con el crimen organizado de Cunia o, al menos, están no son visibles ni conocidas. Naturalmente, las tiene, pero es necesaria una TA de Bajos fondos con un éxito alto para saber que Rafael González la utiliza en algunas ocasiones. Esto no afecta a la trama de la partida, pero teníamos que contarlo.
El prestamista se mostrará reacio a contestar las preguntas de unos desconocidos. Si se entera que son detectives en una investigación oficial de la policía, se mostrará amable, pero no colaborador. Sus clientes quieren discreción. Si le cuentan que Alicia ha muerto asesinada y que creen que ese recibo puede estar relacionado con la muerte, les contará todo lo que sabe.
Alicia se presentó en su negocio con un collar de perlas auténtico que, según ella, siempre había pertenecido a su familia. El collar podía valer unos 10.000 euros en cualquier tienda elegante, pero él le ofreció 6.000 por comprárselo. Dijo que no quería venderlo, que necesitaba 2.000 euros para adelantar un pago y que lo recuperaría en un mes. Él le preguntó para que lo necesitaba porque no quiere prestarle dinero a drogadictos o a jugadores y ella le contó que necesitaba contratar a un detective y no tenía efectivo y al ser viernes por la tarde no podía obtener se dinero de un cajero. La historia le pareció creíble y le prestó el dinero para dos meses que debería pagarle 2500 euros o él se quedaría con el collar.
¡Un 25% de interés en dos meses con un aval de 10.000! No era un mal negocio, no.
Los personajes podrán ver la joya, incluso recuperarla si pagan los 2500 euros, pero no tiene ninguna importancia para la trama. Alicia la utilizó porque necesitaba efectivo para contratar un detective. Eso es lo importante.
Siguiendo la pista del detective
Si los personajes van a visitar al detective, su primera impresión no será buena. La oficina está en un viejo edificio de viviendas, en un bajo, en lo que seguramente era la vivienda del portero hace muchos años. Hay un ajado cartel en la puerta anunciando el negocio del interior, pero el timbre de la puerta no funciona. Si llaman, aunque sea por teléfono, no responderá. Si preguntan a los vecinos, alguno que pase en ese momento, les contará que llevan varios días sin verle. Estarán seguros que se ha metido en problemas y ha acabado en el río; otros esperarán que haya tenido suerte y se haya largado de la ciudad.
Me temo que tendrán que allanar la vivienda del detective para descubrir el interior, pero eso no debería ser un obstáculo para unos investigadores de Cunia. Si no son muy discretos, cualquier vecino llamará a la policía y se presentarán allí en pocos minutos. Ser detectives y estar en medio de una misión oficial, les ayudará con los agentes policiales, pero más compresivos se mostrarán cuando les enseñen el interior.
El detective, Carlos Durán, está muerto. La primera habitación de la vivienda ha sido modificada para que parezca un despacho. Carlos está sentado en su silla, de espaldas a la ventana, con cara de sorpresa y un preciso agujero en la frente. Lleva muerto varios días, lo que se descubre por el olor y por las moscas. Si algún personaje es hábil con las cuestiones forenses, podrá saber que murió a la vez o poco antes que Alicia Carrasco (de hecho, murió tres horas antes, pero para saberlo con precisión es necesario una investigación forense en condiciones).
En el resto de la casa hay un dormitorio, una cocina con una pequeña mesa y un cuarto de baño pobremente equipado. Si algo es evidente es que la señora de la limpieza no pasa desde hace años, quizás nunca la contrataron.
Echarán en falta en el despacho del detective dos cosas:
Elemental, querido DJ
Ya están sobre el tablero todas las pistas para descubrir quién está detrás del asesinato de Alicia Carrasco, aunque, como siempre pasa, quizás la verdad no sea tan evidente. No escatimes las pistas a tus jugadores y no te preocupes si les das dos veces la misma información. Ellos deben relacionar el extraño comportamiento del nieto de la señora Colasa, con las medicinas desaparecidas en la farmacia y la "U" desaparecida en casa del detective. Todo ello apunta a una empresa, Ulbi, S.A., en torno a la que se desarrollará el desenlace de esta trama. Pero antes, permítenos contarte lo que ha pasado.
Lo que ocurrió
La señora Colasa acudió a la farmacia a comprar los medicamentos recetados por el médico y fabricados por Ulbisa. Dichos medicamentos, muy fuertes, provocaron un trastorno de personalidad en el muchacho y la mujer se lo comentó a Alicia (no sé por qué siempre tendemos a comentar estas cosas con los farmacéuticos en vez de con los médicos). Ella le recomendó ir al médico, lo que la buena señora hizo, pero para su desesperación el médico no quiso creerla, ni hacerla caso y mantuvo la medicación [alguien mal pensado podría creer que el médico está en el ajo, es una posibilidad].
Alicia se quedó preocupada con el tema, investigó un poco y, al final, se puso en contacto con Ulbisa quienes le aseguraron que los efectos secundarios que mencionaba nunca se habían descrito en esas medicinas. Sin embargo, pocos días después un representante de la distribuidora se puso en contacto con ella y le comentó que iba a pasar a cambiarle los medicamentos, sin cargo, porque habían aparecido algunos embalajes defectuosos y la compañía quería proteger la marca. El medicamento era correcto, es una cuestión e marketing, ya sabes, le dijo, pero Alicia no le creyó y mintió diciendo que iba a estar unos días fuera, que su jefa no se enteraba de esas cosas y que se pasara a la siguiente semana que no se preocupara que ella escondería las cajas para que ningún cliente se las llevara por error.
Tras la primera llamada (fueron varias), Alicia intentó contratar a un detective, pero este le pidió 2000 euros por adelantado para iniciar la investigación contra una farmacéutica y Alicia recurrió a su collar familiar para conseguir efectivo y ponerlo en marcha. Le contó al detective que creía que las medicinas eran defectuosas y que habían provocado drásticos cambios de personalidad en un paciente del barrio. Le dejó la dirección del distribuidor para que investigara y le dijo que no tenían muchos días porque iban a retirarlas de la farmacia en breve.
El detective, un lince, llamó al distribuidor, le contó lo que su cliente sospechaba y le hizo una oferta para mantener la boca cerrada y calmar a su paciente diciendo que no había encontrado nada. Para demostrar su buena fe, le contó que, en efecto sí había descubierto cosas y que sabía que ese medicamento se estaba retirando en varias farmacias de la ciudad (¡había llamado a todas!).
El distribuidor de Ulbisa estaba probando nuevas fórmulas introduciéndolas en medicamentos ya aprobados. Era una forma de adelantar los estudios médicos y poder corregir defectos en humanos antes de acabar las fases con animales. Eso ahorraba varios meses a la compañía, lo que significa dinero, mucho dinero. Los medicamentos acabaron en la farmacia de Alicia por error y negándose a devolverlos, tuvo que recurrir a métodos poco ortodoxos. El distribuidor de Ulbisa recurrió a un hombre de la empresa, de 1:85, diestro, y con un falso carnet de representante de Ulbisa que hizo una visita al detective y le convenció de que le pasara toda la información antes de matarle y visitó a Alicia a la que apuñaló y robó las medicinas. Cunia no es ciudad de gente honrada.
Ulbi, S.A.
Todo está relacionado con Ulbisa y los PJ harán bien en sospechar que una corporación farmacéutica con un entramado comercial en medio mundo es capaz de hacer cualquier cosa para mantener su buen nombre. Esto quizás les haga ser un poco más prudentes, pero la verdad es que no tienen ninguna prueba de la relación de Ulbisa con las muertes y si entran acusando, lo más seguro es que la policía les saque de allí y además les retire del caso. La dialéctica y la amabilidad quizás sean mejores armas en este caso.
Ulbisa negará cualquier relación con la farmacia y con Alicia Carrasco y negará tener conocimiento de medicamentos con efectos secundarios no prescritos. Todo ello es verdad, hasta donde sabrán los PJ:
La lista de 50 distribuidores en la ciudad de Cunia puede resultar abrumadora para los jugadores. ¿Tendrán que investigar a los 50? La verdad es que no tendrán que hacerlo si recuerdan que la farmacia donde trabajaba Alicia trabajaba con ese distribuidor, podrán sacar el teléfono de las llamadas que recibió Alicia o podrán preguntarle a la dueña directamente. Al final localizarán al responsable, Héctor Sánchez.
El distribuidor
No estará en su oficina y una amable señorita les explicará que está de baja y que no esperan que aparezca hasta mañana por la mañana. Si quieren concertar una cita para ese momento con gusto les tomará nota.
Pueden pensar que el distribuidor se está escapando y que tienen que ir a su casa a pillarle. La muchacha de la oficina no les dirá donde vive fácilmente. Es asequible mediante sobornos (¡estamos en Cunia, no os sorprendáis!) o mediante galanteos, pero quizás también valga decir la verdad (y que suene convincente y muy oficial) o amenazarla de muerte (¡malos chicos!). De todas formas, quizás sería bueno recordar a tus PJ que están llevando a cabo una investigación oficial, pueden llamar a la policía y preguntar por la dirección de este tipo. No es algo legal que te la den, pero entre compañeros...
La casa de Héctor Sánchez está en una de las urbanizaciones de lujo de la ciudad, aunque no es su parte más cara. Es un chalet adosado de tres alturas, quizás con un sótano, con una fachada de unos 6 metros (una fachada pequeña implica que la casa es muy vertical). La calle se extiende decenas de metros a la derecha y a la izquierda y son todas iguales. Si distinguen la del distribuidor es por el número 23 en la puerta metálica. Un perro ladra en el jardín delantero, quizás por su presencia, pero no sabrán si ya ladraba antes. De repente, según se acercan a la casa, se escucha un disparo.
Hay que abrir la puerta de la cancela exterior (es sencilla, incluso con una patada) y luego la puerta de la vivienda (complicada, +1GD). Entre medias, sin embargo, tendrán que lidiar con un perro pastor alemán que no es su amigo. El perro no entiende que está pasando. Sabe que el disparo no es algo bueno y esos desconocidos deben ser los responsables. Quizás su amo le obsequie con alguna chuchería cuando le enseñe las gargantas degolladas de todos esos intrusos.
El perro se llama Vader, lo pone en una chapa en su collar. Si quieres dificultar aún más esta escena final de combate de la partida, pon más perros. Héctor es soltero y no resultará raro si tiene dos o tres perros en su chalet.
Cuando consigan entrar en la vivienda, tendrán que subir al primer piso donde Héctor ha convertido una habitación en una oficina. Hay varias cajas de medicamentos en las paredes, estanterías con libros médicos y un ventana abierta que da a una terraza con una escalera que da a un jardín en pendiente (la casa está construida en una ladera y la planta baja está medio enterrada). Héctor está en la silla, muerto de un disparo en la sien derecha, la pistola está en el suelo, junto a la silla. Todo señala a un suicidio.
En la casa descubrirán:
Final alternativo
Si crees que encontrar al asesino muerto puede ser anticlimático para el final de la partida, puede hacer que esté vivo y que se defienda de los PJ, disparándoles por entrar en su casa o por atacar al perro. Sí, el primer disparo se habrá oído igualmente, pero Héctor dirá, si le capturan, que se le disparó el arma accidentalmente cuando la limpiaba.
Si le atrapan vivo, se confesará autor de todos los crímenes. De hecho, si le preguntan si mató a Kennedy, dirá que sí, que fue él.
En el juicio posterior, dirá que actuó bajo la influencia de las medicinas que había probado tras la llamada de Alicia Carrasco y que eso le creo un estado de paranoia que le hizo cometer los asesinatos. Sus abogados, pagados en secreto por Ulbisa, son muy buenos, pero mucho, mucho. Saldrá en libertad con la obligación de recibir tratamiento psicológico. En el juicio aclarará que cambiaba los medicamentos por otros que conseguía de internet y que luego revendía los buenos sin receta.
¿Ya está?
No, en Cunia, la verdad nunca es lo que parece.
Cuando los personajes llegan a la casa de Héctor, no está solo, sino que está con el asesino de la compañía que intenta cerrar cabos sueltos. Si le encuentran muerto, habrá sido este asesino simulando un suicido y él mismo habrá dejado todas las pruebas en la casa. Héctor y él son de la misma estatura y complexión y podrían intercambiarse las camisas sin problemas. Mientras los personajes forcejeaban con los perros, él se escapaba por el jardín posterior (del que los PJ no sabrán nada hasta que lleguen al interior de la casa). Si tienes unos jugadores paranoicos y ponen vigilancia en todas las calles, el asesino pasará por los jardines adyacentes y saldrá como un vecino más (fijándose en la cara del PJ vigilante para atar ese cabo suelto en el futuro).
Si le encuentran vivo, el asesino habrá realizado el disparo para llamar la atención de los detectives y, al momento, habrá salido por el jardín. Previamente, le habrá explicado a Héctor las indudables ventajas de declararse culpable. Héctor reacciona disparando por pura desesperación.
Los verdaderos responsables son los de Ulbisa. Son una empresa que si creyeran que desforestar la selva del Amazonas les iba a mejorar la cuenta de resultados de ese año, mandarían a todos sus trabajadores con hachas. Es una empresa capitalista del siglo XXI con la mentalidad del XIX. Utilizaban a Héctor como tapadera para probar medicamentos nuevos que distribuían en una o dos farmacias a cuyos clientes (cuyos nombres obtenían de los ordenadores de las propias farmacias cuando daban de alta las recetas) les hacían un seguimiento a distancia para ver los resultados. Como les han pillado, han asesinado a Alicia, al detective (y, posiblemente, a Héctor) para tapar las huellas.
La idea es que Ulbisa se convierta en un villano recurrente en tus futuras partidas. Me imagino al director de esta maligna empresa sentado en su sillón de cuero negro mientras acaricia a una cría peluda y blanca de alguna especie en peligro de extinción.