Llego hasta aquí
Pez Araña
Ahora que se acerca la temporada estival y la gente ya empieza a visitar la playa con intención de bañarse, no es mal momento para recordar que algunos animalillos que viven en el agua pueden ser una importante molestia. Hoy no hablaremos de las medusas que, quizás, son más mediáticas, sino de un pequeño pez (unos 30 centímetros) que vive en la costa de Cunia hasta los primeros días de verano (luego emigra hacia aguas más frías, a mayor profundidad).
Al pez araña le gusta vivir semienterrado en el fondo del mar. Generalmente está a más profundidad de la que un bañista llega andando, pero, como decimos, pueden darse algunos encuentros desafortunados al inicio de la temporada de baño (en mayo). El Trachinus Draco (su nombre científico) es un pez alargado, con una boca grande y oblicua, de color pardo verdoso y con manchas oscuras y líneas pardo amarillentas. Las primeras espinas de su aleta dorsal son venenosas, pero no el resto del cuerpo.
Por lo general, los bañistas suelen pincharse al pisar inadvertidamente al pez enterrado en el agua, aunque, tampoco es raro pincharse con las espinas de un pez muerto arrastrado por el agua (sobre todo tras una tormenta o un vertido del puerto). El veneno permanece activo en las espinas varias horas después de la muerte del animal. Es por esto que la picadura también es habitual entre los pescadores del puerto. Las redes capturan al pez y al desenredarle de éstas, las espinas pueden quedarse enganchadas pinchando al que recoge la red tras el día de faena.
La picadura no es mortal, aunque sí es molesta y, en caso de alergias, puede llegar a provocar insuficiencia respiratoria. El dolor es instantáneo en la zona de la picadura (la víctima se da cuenta) y durante una hora el dolor va aumentando y extendiéndose por toda la extremidad (o una amplia zona del cuerpo). Puede provocar náuseas, vómitos, sequedad en la boca y mareos (si la víctima falla la TA de Vitalidad; una pifia en esta TA implicaría dificultad respiratoria o convulsiones en la extremidad afectada). Otra consecuencia de la picadura es que esta puede infectarse, sobre todo si la espina se queda dentro, y añadirse más problemas al afectado.
Si no se trata, el paciente tendrá molestias (dolores y sarpullidos) durante un mes. Sin embargo, tratar una de estas picaduras, además de con atención médica, es muy sencillo. Basta con dar calor. El veneno es termolábil y el calor hace que se descomponga su molécula. Por ello, es habitual ver a los pescadores acercar un cigarro encendido al lugar de la picadura nada más recibirla. Un largo baño en agua muy caliente también eliminará el problema.
Dicen las malas lenguas que las chicas de Catty capturan y congelan estos peces (otras fuentes dicen que tienen un acuario lleno de ellos, quizás sea más creíble) y que, de alguna forma, les extraen las espinas venenosas y que las Vampiras las utilizan en algunas de sus visitas de castigo. No hay ningún informe policial que sustente esta teoría, pero sí es cierto que a algunas de sus víctimas presentaban picaduras que bien podrían atribuirse a un pez araña.